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GONZALO ROJAS INSTANTANEA de Gonzalo Rojas El dragón es un animal quimérico, yo soy un dragón y te amo, es decir amo tu nariz, la sorpresa del zafiro de tus ojos, lo que más amo es el zafiro de tus ojos; pero lo que con evidencia me muslifica tus muslos longilíneos cuyo formato me vuela sexo y cisne a la vez aclarándome lo perverso que puede ser la rosa, si hay rosa en la palpación, seda, olfato o, más que olfato y seda, traslación de un sentido a otro, dado lo inabarcable de la pintura entiéndase por lo veloz de la tersura gloriosa y gozosa que hay en ti, de la mariposa, así pasen los años como sonaba bajo el humo el célebre piano de marfil en la película; ¿qué fue de Humphrey Bogart y aquella alta copa nórdica cuya esbeltez era como una trizadura: qué fue del vestido blanco? Décadas de piel. De repente el hombre es décadas de piel, urna de frenesí y perdición, y la aorta de vivir es tristeza, de repente yo mismo soy tristeza; entonces es cuando hablo con tus rodillas y me encomiendo a un vellocino así más durable que el amaranto, y ahondo en tu amapola con liturgia y desenfreno, entonces es cuando ahondo en tu amapola, y entro en la epifanía de la inmediatez ventilada por la lozanía, y soy tacto de ojo, apresúrate, y escribo fósforo si veo simultáneamente de la nuca al pie equa y alquimia. VISA PARA QUE La radiografía acusa animal rítmico, longevo irremediable. Adiós fanfarria y no es que estemos a salvo pasado el peligro del dos mil: el argumento de las células es otro, el espejo es el mismo pero vamos a ver la cara, la nariz, la perversión de la cara, los ojos encaramados ahí. Ni el Borges con todo lo loco. ALEPH ¿Qué veo en esta mesa: tigres, Borges, tijeras, mariposas que no volaron nunca, huesos que no movieron esta mano, venas vacías, tabla insondable? Ceguera veo, espectáculo de locura veo, cosas que hablan solas por hablar, por precipitarse hacia la exigüidad de esta especie de beso que las aproxima, tu cara veo. ENIGMA DE LA DESEOSA Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto de 32, exige lectura de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma, b) toda su piel liviana para los besos, c) mirada verde para desafiar el infortunio de las tormentas; no va a las casas ni tiene teléfono, acepta imantación por pensamiento. No es Venus; tiene la voracidad de Venus. ASMA ES AMOR A Hilda, mi centaura. Más que por la A de amor estoy por la A de asma, y me ahogo de tu no aire, ábreme alta mía única anclada ahí, no es bueno el avión de palo en el que yaces con vidrio y todo en esas tablas precipicias, adentro de las que ya no estás, tu esbeltez ya no está, tus grandes pies hermosos, tu espinazo de yegua de Faraón, y es tan difícil este resuello, tú me entiendes: asma es amor. OCTUBRE OCHO Así que me balearon la izquierda, ¡lo que anduve con esta pierna izquierda por el mundo! Ni un árbol para decirle nada, y víboras, y víboras, víboras como balas, y agárrenlo y reviéntenlo, y el asma, y otra cosa, y el asma, y las tres. Y el asma, el asma, el asma. Así que las tres, o ya no las tres, ni es el ocho, ni octubre. Así que aquí termina la quebrada del Yuro, así que la Quebrada del Mundo, y va a estallar. Así que va a estallar la grande, y me balearon en octubre. Así que daban cinco mil dólares por esto, o eran cincuenta mil, sangre mía, por esto que fuimos y que somos, ¡y todo lo que fuimos y somos! Cinco mil por mis ojos, mis manos, cincuenta mil por todo, con asma y todo. Y eso, roncos pulmones míos, que íbamos a cumplir los cuarenta cantando. Cantando los fatídicos mosquitos de la muerte: arriba, arriba, arriba los pobres, la conducta de la línea de fuego, bienvenida la ráfaga si otros vienen después. Vamos, vamos veloces, vamos veloces a vengar al muerto. Lo mío —¿qué es lo mío?—: esta rosa, esta América con sus viejas espinas. Toda la madrugada me juzgan en inglés. ¿Qué es lo mío y lo mío sino lo tuyo, hermano? La cosa fue de golpe y al corazón. Aquí va a empezar el origen, y cómanse su miedo. Así que me carnearon y después me amarraron. A Vallegrande —a qué— ¡y en helicóptero! Bueno es regar con sangre colorada el oxígeno aunque después me quemen y me corten las manos, las dos manos. —Dispara sin parar mientras voy con Bolívar, pero vuelvo. Poeta chileno nacido en Lebú, Arauco, en 1917. Estudió Derecho y Literatura en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Fue profesor de Estética Literaria y Jefe del Departamento de Castellano en la Universidad de Concepción. Ejerció la docencia en Utah, EE.UU., Alemania y Venezuela. Organizó a partir de 1958 los famosos Congresos de Escritores en Concepción, reuniendo lo más selecto de la literatura latinoamericana. Fue diplomático en China y Cuba. Perteneció al grupo surrealista reunido en torno a la Revista Mandrágora, 1938 - 1943. Ha recibido numerosos premios internacionales entre los que se cuentan: Premio Sociedad de Escritores de Chile por «Poesía Inédita» 1946, Premio Reina Sofía de poesía de España, Premio Octavio Paz de México y José Hernández de Argentina, además del Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992 y del Premio Cervantes de Literatura 2003. © Bella8825 |
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