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Blogs > yissitta > KATIB, el que escribe... |
UNA MUÑECA ME PUSO EN EVIDENCIA Hace algunos dÃas, en mi devocional matutino de la Santa Biblia encontré una porción de la palabra en Hebreos 4:13, que trajo un hermoso recuerdo de mi niñez y que hoy quiero compartir con ustedes. El texto a cabalidad dice asÃ: Después de la lectura, mi espÃritu se acongojó cuando recordé cierto episodio de mi vida que habÃa olvidado hace muchÃsimos años, 31 para ser precisa. Fui primogénita de un hombre y una mujer que se amaron desde el primer momento en que se miraron a los ojos. Mi papi, fue hace un poco mas de 4 décadas y por encargo de mi abuela a recoger a su hermana menor, o sea mi tÃa, de la despedida de soltera de la mejor amiga de ella, fiesta que ofrecieron mis abuelos maternos para celebrar el próximo enlace matrimonial de mi mamá. Mi mami dice que fue Dios y no el destino el que dispuso las cosas para que fuera ella misma, o sea mi mama y nadie más, quien se aprestara a abrir aquella noche la puerta de calle descubriendo tras la misma la mirada serena e inconfundible del verdadero amor en los ojos de mi padre. Quién dirÃa, pocos dÃas después y ante el asombro de todos, mi madre cancelarÃa su boda para unirse en matrimonio con mi progenitor; pero esa es una historia que contaré en otra ocasión. Como les decÃa, siendo yo la primogénita, la primera nieta, la primera sobrina, la primera en todo… y seguida de dos varones, o sea mis hermanos, ostentaba por derecho de cuna no solamente el principado de la casa sino también el noble titulo sin intermisión de ser la reina, tercera al mando en mi hogar, claro jerarquicamente después de mis padres. Un poco caprichosa, mandona y berrinchuda, lo admito, asà fui, inquieta en extremo casi siempre subida sobre los árboles de mi casa. SÃ,asà era yo, imagÃnenme persiguiendo hormigas, cavando zanjas y toda una perita en ponerle los pelos de punta no solamente a mi nana sino también a mi abuela. Ãdola para mis hermanos de 7 y 5 años, quienes por su escasa edad admiraban el ingenio de mis travesuras y muy a menudo, claro coaccionados por mÃ, otorgabanme generosos estipendios o tasas pecuniarias en golosinas para, con mucha humildad, subyugarse al casi desapercibido vasallaje que yo ejercÃa sobre ellos. De los castigos, ¡uy! de los castigos no siempre salà bien librada, aunque de vez en cuando mis captores, o sea mis padres y abuela, me otorgaban con amor indulgencia, absolución y una divina enseñanza de mis acciones y actitudes, quizá sea porque ellos sabÃan que yo actuaba con ingenuidad y sin malicia, gracias a la sabidurÃa indomable de estos seres, que el creador me dio, soy quién soy ni un poco más ni un poco menos. Como les iba diciendo, la navidad de 1978 una prima mÃa algunos meses o años menor que yo, no se decir a ciencia cierta, vino a pasar las fiestas de fin de año con nosotros. Ella muy diferente a mÃ, más sosegada, menos bulliciosa, para nada traviesa y por sobre todo muy femenina. Con esa fragilidad, con ese “bendito nombre†con esos risos y con esas coletas atrajo de inmediato la expectativa, la benevolencia, mi antipatÃa y la estimación de todos los mayores en la casa. Por supuesto todos la adoraban y nada que yo hiciera o deshiciera captaba la atención de los demás, esto me enfadaba y desconcertaba. Hoy por hoy lo recuerdo y no puedo evitar reÃrme mucho, porque sospecho que “mis súbditos†confabularon en secreto para darme una lección, una de vida que jamás olvidarÃa. Es sabido que como nadie reparaba en si yo me paraba de cabeza, comencé a observar a mi prima, comencé a estudiar esa manera empalagosa que tenÃa ella de captar la mirada de mi abuela, mi nana, mis padres y mis hermanos, asà en ese orden. Nada pude hacer, pero absolutamente nada, por mucho que yo me esforcé no conseguà imitar su forma pipirisnais de ser y mucho menos mutarla en traviesa como yo. Me di por vencida, creo incluso llegue a pensar y aceptar que me estaba volviendo un poco invisible para todos. En fin, el tiempo que ella pasó con nosotros fue interminable para mÃ. Como cada año, dÃas previos a la navidad mi mami nos ayudaba a escribir una misiva al niño Dios, pidiendo los obsequios de navidad, al escuchar la petición de “la primita†casi reviento de rabia, por extraño que parezca y a esa edad por primera vez mi lengua habló sin consultar con mi cerebro y pedà algo que ni en sueños hubiera pedido de no haber estado “la roba cariño†presente. -Quiero la ambulancia de “Toy Houseâ€- Dije, juego muy de moda más para niños que para niñas de mi época, venÃa con diferentes accesorios como el hospital, la ambulancia, los doctores y enfermeras representadas en su mayorÃa por pequeñas figuras de madera. Mi mami me lanzó una mirada indagatoria, pero papá sabiamente asintió mi petición y sentencia. La noche buena después de los abrazos y los besos navideños mis hermanos mi prima y yo nos sentamos en la alfombra frente al árbol en espera de recibir nuestros regalos. No recuerdo que recibieron mis hermanos, pero lo que sà recuerdo muy claramente fue el regalo que recibió mi prima. ¿Saben que recibió ella? Pues ella recibió lo que cualquier niña de nuestra edad en el mundo, incluida yo, hubiera pedido, una linda, grande y hermosa Pepona de Trapo. He conversado de esta experiencia con mi mamá y ella me dijo que esa noche se le estrujo el corazón al ver la expresión de mi rostro cuando descubrà que yo habÃa recibido exactamente lo que habÃa pedido, el “Toy Houseâ€. Si, estaba decepcionada, lo reconozco, pero de mi impulsividad, aunque en aquella época no haya sabido identificar exactamente esa falta de cautela. A la mañana siguiente cuando todos aún dormÃan, ignoro movida por qué sentimiento vil, tome la muñeca de mi prima que era casi de mi estatura y vendándome los ojos caminé a ciegas dando tumbos por el corredor rumbo al jardÃn, tropecé muchas veces, pero al fin a tientas logré encontrar el lugar adecuado para poder cavar un hoyo con los dedos y sin remordimiento sepultar la muñeca justo al lado de mis escrúpulos, alejándome inmediatamente del lugar tal como habÃa venido, a ciegas, tropezando y cayendo una y mil veces más. ¿Por qué me cubrà los ojos? Creo que por dignidad de no admitir esa pequeña luz de maldad que intentaba nacer e invadir mi vida o quizá porque yo no sabÃa mentir, nunca aprendà completamente a mentir aunque sepa muy en el fondo desde aquellos años, que “una verdad a medias†siempre será “una mentira completa,†se vea por donde se vea. La voz de mi conciencia hizo desastres en mi corazón aquella mañana y el resto de los dÃas que siguieron y solo la angustia se vio menguada por la impunidad de no saberme descubierta. Y seguà firme cuando me preguntaron si no habÃa “visto†donde quedó la muñeca o si conocÃa su “paradero exacto,†por supuesto dije NO VI NADA y en verdad bajo esas circunstancias no mentà ni un poquito, yo no lo sabÃa. Espere me hicieran la pregunta correcta para poder expiar la espina de mi culpabilidad, pero a nadie se le ocurrio exactamente, asà que calle dejando a la respuesta incriminatoria sellar mis labios para siempre. ¿La muñeca? por supuesto fue reemplazada inmediatamente y mi consternada prima quedó feliz como la noche anterior. Los dÃas se sucedieron, “Ruby Linda†que asà se llama mi prima, retornó a su casa en el Beni; con una tremenda cicatriz en la pierna causada por una travesura que compartimos juntas, pero esta también es otra historia que contare otro dÃa. Semanas más tarde, no sé decir cuantas transcurrieron desde mi “hazaña navideña,†mis padres, ambos, dijeron que tenÃan una sorpresa para nosotros. Nos encaminamos rumbo al jardÃn, nos sentamos en el césped junto a una pequeña porción de brotes de girasol. Papá se puso en pie y preguntó señalando con el dedo quién de nosotros habÃa plantado allà esas hermosas flores. Mamá respondió inmediatamente que no habÃa sido ella y uno a uno mis hermanos Mayi y Rony, negaron con la cabeza su participación en el milagro. Ante la mirada de papá, presumiendo de ingenio respondà que yo si sabÃa quién habÃa plantado las semillas de girasol allÃ. - ¿Quién? - Preguntó mi papá y con una sonrisa triunfal que me iba de oreja a oreja... - Dios, él lo hizo - contesté. Papá meditó algunos segundos mi respuesta y contesto... - Casi - Desconcertada yo... -¿Casi? - Y sin más me levo a sus hombros para que yo pudiera ver con mis propios ojos lo que el descubriera desde el balcón de su habitación. Se preguntaran que fue lo que vi, les diré con un nudo en la garganta. Vi dibujada con hermosos pétalos de color amarillo, la silueta de una muñeca, una que yo misma enterré tiempo atrás con mis propias manos, quién hubiera pensado, una Pepona de Trapo embarazada de semillas por todo el cuerpo; bueno, eso pense yo en aquella ocasión. No pude evitar echarme a llorar avergonzada, pero ninguno de los presentes me lanzo un reproche, todo lo contrario recibà un inmerecido abrazo acompañado de palabras sabias que jámas olvidarÃa: Ese dÃa, después de labrar en mi espÃritu aquella enorme enseñanza me enteré que el omnisciente bendecirÃa en octubre de ese mismo año nuestro hogar, con otra muñequita, una de carne y hueso llamada Vanessa, que endulzarÃa como la miel y el azucar nuestras vidas. Asà es, no hay nada oculto a los ojos de Dios, el conoce nuestro corazón sabe lo que vamos a hacer aún antes de que nosotros lo sepamos, pero como buen padre nos deja actuar de libre albedrio, lo hace porque nos ama. Gisela |
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Un relato ameno.. enriquecedor y reflexivo.. Gracias por compartirlo... Un beso, Gise.. Dulce noche...
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la vida corazon la vida besos Hoy quiero una hembra, con alma de dama que huela a selva a hierba mojada a flores silvestre a hojas del campo que sea natural, como son las aguas de la sierra nevada hoy quiero una dama con sabor de mango, con olor de guayaba que tenga la calma de las mujeres nobles de esas bellas damas, que todas las tardes alla en su cabaña, esperan al hombre que viene del campo, con azadon y hacha le brindan un tinto y un abrazo del alma quieren a su hombre no importa el olor que da la labranza con mucha ternura, quita su camisa mojada se pega a su pecho, se proteje y canta se siente dichosa de sentirse amada.. en aquella soledad que da la montaña Sienpre Para Ti..
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Mi niña gracias a ti por tus palabras de verdad fue muy hermoso para mi poder visitar tu casita y emocionarme con las cosas k escribes y saber k existen personas como tú me llena de esperanza porque descubro k si hay personas con tu corazón el mundo puede ser cada vez un lugar mejor para vivir. Con mucho cariño Gisela
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Gracias piziozo Antonio por tus palabras, la amistad valorada con el corazón es un remanente inagotable que emana y contagia dulzura. Es un honor que me contés entre las personas que aprecia. No puedo decirte como soy pero puedo dejar que tú mismo explores mi mundo. Con sinceridad. Gisela
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