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HUELLAS HUELLAS Me pidieron que hablara de alguien que haya dejado huella en mi vida, e indudablemente se me vino inmediatamente a la mente mi PADRE, porque fue un personaje de mi vida que me dejo huellas profundas, huellas indelebles, aunque me toco un buen tiempo el darme cuenta cuan profunda eran aquellas huellas, porque los recuerdos de mi infancia adquieren otra dimensión cuando vuelvo a ver aquellos pasos de mi padre con los ojos de niña, y rebusco en mi memoria aquellos pocos años que viví con mi padre y digo pocos, porque mi padre lamentablemente falleció cuando yo era una adolescente, y el dolor era doble, pues varios años atrás había fallecido mi madre, y me dejo un vacío tan fuerte, que se me hace un nudo en la garganta el continuar con este escrito, pues esas huellas cicatrices en mi piel. Hoy es una de esos días en que tengo que acomodar mi angustia, que tengo que escribir para ordenar mis ideas, mis impresiones, mis deseos, en fin, pues hablar de mi padre se reduce todo en una palabra: Mi Héroe Mi Héroe, mi Historia Corrían los alocados años 70s, se iniciaba el boom de los hippies, aquella época en donde la onda era la de usar el pelo largo, agarrar la mochila, tirar dedo y salir, con plata o sin plata, también fue la época donde apareció la marihuana, pero de una buena forma , no mala, con amor, paz y libertad, recuerdo el escenario de aquella época, la música disco, los jóvenes vestidos de una forma muy particular, usaban pantalones apretados en la parte de la cintura y pelvis pero se ampliaban (acampanados) desde la rodilla hasta los pies, usaban zapatos tipo mocasines, en fin, yo, por mi parte hacia mi entrada triunfal a la escuela, apenas era una niña, una niña feliz al lado de mis padres y hermanos ,vivíamos en una casa grande, estaba cerca de una finca, yo solía treparme en los árboles a coger mangos, y ahí era donde aparecía aquel hombre, ese buen hombre que me regañaba, y lo hacia con autoridad, voy hablarles de el: Este buen hombre nació en un pueblito del suroeste Antioqueño, nació entre los árboles de aquella tierra montañosa, paisa de nacimiento y de vocación, adoraba su tierra, me divertía mucho cuando me sentaba a su lado a escucharlo hablar de sus antepasados, de su pueblo, de su gente, lo sentía melancólico, pues añoraba estar allí de nuevo, La añoranza lo hacia volver allí , en tiempo real o en el recuerdo, así, yo lo percibía. Era un hombre de estatura promedio, ojos cafés claros, cabello blanco como la nieve; El fue un intelectual, un hombre leído, le gustaba leer, se devoraba los libros y el fin de semana, sostenía en sus manos el periódico local y recuerdo que comentaba las noticias de aquella época, era un hombre de distinción. Tenía una sólida conciencia social y fuertes convicciones, un hombre que supo formar una bella y numerosa familia (12 hijos) educada en los valores morales, en el temor a Dios, porque recuerdo que el decía : “Solamente quien teme a Dios logra la sabiduría para guiar a sus hijos”, era un maestro!, me daba lecciones de amor, de obediencia, era un buen disciplinador, utilizaba el amor para marcar mi conducta errónea y me castigaba cuando debía, debo confesar que utilizaba la tradicional “correa” para castigarme, a pesar de todo, aceptaba el castigo físico, y luego me llamaba “melliza”, como cariñosamente me decía,(yo soy melliza con un varón) yo corría hacia el y me ofrecía de lo que comía en el momento, que linda época aquella!, no me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona que la necesidad de sentirse protegido por un padre!, y eso era lo que el me daba: protección!. También recuerdo mi héroe, aquel hombre jocoso, vivió la vida con alegría, tenía un espíritu jocoso, muy jocoso, contaba chistes todo el tiempo, y disfrutaba cuando se le celebraba. Su vida se caracterizo, por hacer el bien y hacer bien las cosas, desde el lugar y las posibilidades que la vida le dio, mantenía en alto sus ideales, sin perder la calma o razón. Lleno de paz y sabiduría, era un abanderado de la justicia y rectitud en demasía, aunque ello generaba problemas con mis hermanos mayores, pues era casi establecida en mi casa una disciplina militar, pero así tenia que ser y así fue. Mi héroe un día partió y dejo un dolor en mi alma, sufro al recordar, sufro del instante sin quererlo admitir, pero acepto lo irreparable, cuantas cosas necesarias decir, pero duele tanto la ausencia!, no lo he superado ni lo haré nunca, cada vez lo echo mas de menos, pero es mi fragilidad, pero esas huellas están ahí desde mi atolondrada mente infantil y se van acrecentando más y más y seguiré sus huellas hasta…. plasmarlas con las mías. Fin |
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Gracias, tona. Es bonito tu historia, y la memoria de tu Senor padre es fuerte. Un abrazo; Tim
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9/17/2008 9:54 am |
HOLA, GRACIAS, POR COMPARTIR TU BELLO RECUERDO DE PADRE SIN DUDAS EL VIVIRA ETERMAMENTE EN TU CORAZON.UN ABRAZO .CERVEZA 1958
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