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LA GUERRA DEL FÚTBOL, POR GRISELDA LÓPEZ, PANAMÁ. TEXTO SELECCIONADO POR CECILIA R SALAS.  LA GUERRA DEL FÚTBOL, POR GRISELDA LÓPEZ, PANAMÁ. TEXTO SELECCIONADO POR CECILIA R SALAS. En su reportaje titulado LA GUERRA DEL FÚTBOL, el escritor RYSZARD KAPUSCINSKI resumió las incongruencias y lo irracional de aquella confrontación despiadada entre dos naciones: EL SALVADOR y HONDURAS. En ese entonces, los equipos de ambos países jugaban para ganar el derecho a participar en la COPA DEL MUNDO de 1970, a realizarse en MÉXICO. El partido se celebró el 8 de junio en TEGUCIGALPA. Al ganar EL SALVADOR, los fanáticos hondureños, enardecidos por el patriotismo, se manifestaron violentamente y los enfrentamientos condujeron a una guerra que, después de seis días continuos de choques y pavor, dejó como resultado 6,000 muertos, 20,000 heridos, 50,000 personas que perdieron sus casas y sus tierras y muchas aldeas arrasadas. En la zona desapareció una generación y sus esperanzas. Cierto es que había profundas heridas y conflictos históricos prontos a emerger, que permeaban todo el tejido social, pero hubo un desencadenante: la pasión exacerbada, la sensación de vida o muerte si no se gana y el exagerado patriotismo llevado hasta lo irracional, en ese memorable partido de fútbol que sirvió de detonante. De esta manera, sangre y sufrimiento fueron compartidos entre los partidarios de las selecciones nacionales de fútbol que competían, para clasificar para el MUNDIAL MÉXICO 70. Guardadas las proporciones, he recordado este hecho al observar el creciente y fervoroso fanatismo de los panameños, ante la opción de que nuestra selección pueda participar en el próximo MUNDIAL DE FÚTBOL a celebrarse en BRASIL, y cómo nos hemos acercado, peligrosamente, a la xenofobia. Este fanatismo ha sido creado y alimentado por una campaña mediática que utiliza el patriotismo y los sentimientos más nobles de los panameños. Uno observa el fenómeno, pero no escapa de él, porque la ola envuelve a todos: chicos y grandes, hombres y mujeres convertidos en una marea roja que arrasa, borra y suprime toda lógica y razonamiento. Tal situación borra en la ciudadanía la imagen del Presidente de la República y la media hora de informaciones trascendentales e inquietantes que éste le regaló al país la pasada semana; convierte en roja la protesta y paro de labores de los médicos y enfermeras; anula la preocupación por el despojo de los sitios RAMSAR; hace desaparecer la angustia por los altos precios de la canasta básica; minimiza la intranquilidad ciudadana y desenfoca la contienda electoral; nos hace olvidar la humillante afrenta de las fuerzas policiales para con los estudiantes institutores y la creciente militarización del país, la que también llegará a los colegios que fueron creados para enseñar. El viernes no me despegué de la pantalla del televisor, porque quería ver ganar a mi selección. Me entristecí con el resultado y me solidaricé con los jóvenes deportistas que retornaron silenciosamente, después de soportar tanta presión mediática, con su enojo y su sentimiento por haber frustrado las exigencias de un pueblo. Me pregunto, entonces, ¿perdimos la noción de lo que es el deporte, si no fomentar las relaciones sociales, fortalecernos física y culturalmente y, a través de la competitividad, estrechar la amistad entre los grupos y pueblos amigos, pero nunca la división, el antagonismo y la xenofobia? MÉXICO es nuestro país hermano… no fomentemos, entonces, rivalidades innecesarias entre países queridos como Honduras, Costa Rica y otros. Los panameños hemos colocado la competencia en primer lugar, soslayando preocupaciones inmediatas y esenciales. Los medios y la comercialización excesiva del deporte han fomentado estas actitudes negativas, y han llevado a puntos extremos de la emotividad y de la angustia, lo que debería darnos placer y sana distracción. KAPUSCINSKI, en su célebre y comentado reportaje describió la siguiente escena, que cuentan fue real: “AMELIA BOLAÑOS, de dieciocho años de edad, estaba sentada delante del televisor en EL SALVADOR, cuando el delantero hondureño ROBERTO CARDONA anotó el gol, en el minuto final. Ella se levantó y corrió al escritorio donde estaba la pistola de su padre y se disparó en el corazón. La joven no pudo soportar ver a su patria perder." Quizá nos encontremos lejos aún de experimentar situaciones como la anteriormente señalada, pero la misma nos debe servir para reflexionar. Acompañemos a nuestra Selección en el próximo juego y felicitemos a esos jóvenes que han crecido en un deporte donde éramos novatos, lo que nos ha llenado de grandes satisfacciones, pero sin llegar a dolorosos extremos, ni a anular lo trascendental que ocurre en nuestra Patria. CECILIA |
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Lamentablemente, así fue. CECILIA
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SIENTO UNA GRAN ALEGRÍA PORQUE, AÚN SIN CONOCERNOS, ME HONRAS CON EL PRIVILEGIO DE TU VISITA, DE TU LECTURA, DE TU ATENCIÓN, DE TU INAPRECIABLE TIEMPO. SALUDOS SOLIDARIOS E ISTMEÑOS DE CECILIA CECILIA
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