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POTYLDA 110F
2178 posts
4/4/2014 5:24 pm

Last Read:
4/4/2014 5:31 pm

PUTO EL QUE LLEGUE DE ÚLTIMO POR EMMANUEL ÁLVAREZ BRUNEL. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CRSALAS

El lenguaje discriminatorio puede ser clasificado de 3 maneras:
-- La primera es la discriminación léxica, que consiste en la elección de ciertos términos.

-- La segunda atiende a la discriminación sintáctica, basada en la forma en que construimos las oraciones.

-- La tercera es la discriminación retórica, empleada para persuadir, de manera indirecta, sobre la inferioridad de ciertos grupos.

A este último aspecto se refiere el texto que, a continuación, someto a reflexión, estimado/da lector y lectora.

CECILIA



PUTO EL QUE LLEGUE DE ÚLTIMO, POR EMMANUEL ÁLVAREZ BRUNEL. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

Desde muy temprano, aprendí que lo deseable era ser un hombre heterosexual, con características masculinas: valiente, fuerte, seguro, mujeriego, etc. En nuestros juegos infantiles, todos aprendimos que el último es vieja o es niña. Y, por supuesto, nadie quería ser el último.

De niño me decían maricón, joto, puto... Así, aprendí que ser homosexual o femenino era algo malo. Esta información que recibía de mis compañeros en la primaria se reforzaba, todo el tiempo, con las bromas sobre gays y mujeres, que escuchaba en las reuniones familiares, en la calle, la escuela, la televisión y otros círculos y medios.

Sin duda, mi primer acercamiento con la discriminación fue a partir del lenguaje, y no como formas de exclusión directa. Antes de que se me negaran ciertos derechos o me agredieran directamente, la sociedad ya me había hecho saber que mi orientación sexual era motivo para ser rechazado, insisto, a través de oraciones e imágenes cotidianas.

Cuando criticamos el uso de palabras como puto, mucha gente argumenta que los mismos homosexuales las utilizan para maldecir o mostrar enojo. Esto no me parece un argumento válido. Yo mismo tuve etapas en las que me parecía normal hacer chistes misóginos, burlarme de los gays, de los afeminados y hacer mofa de corporalidades e identidades subalternas.

Entendamos el lenguaje como una expresión de la cultura. Lo que decimos y cómo lo decimos, no es exclusivo de cada persona, ya que representan ideologías sociales. Escribir “Puto el que lo lea.”, es más que un simple insulto, o simples ganas de molestar. El puto nos muestra el lugar que ocupan los homosexuales en la sociedad, como también lo es decir la puta, las mujeres (las viejas) y la marimacha.

Las palabras que resultan en insultos nos describen como lo más abyecto de este mundo: el naco, la lencha, el maricón, la coja, el bizco, la gangosa, la gorda, el amanerado, el indio…

Todo el tiempo estamos repitiendo palabras, conceptos, chistes, actitudes y costumbres que hacen referencia a identidades no heterosexuales, no masculinas. Estas reproducciones constantes no hechos aislados, o que suceden por coincidencia. expresiones distintas, por medio de las cuales se manifiesta la violencia de género.

Todos los días, a cada hora, recibimos esa violencia: agresiones verbales, físicas, acoso, violaciones, incluso asesinatos… todo ello, por no encajar en el ideal binario del género.

Somos resultado de sociedades que no nos otorgan el permiso para gustarnos tal y como somos. Estamos acostumbrados a aspirar a ser alguien, como si no lo fuéramos ya, desde que nacemos. Aspiramos a ser humanos, con características bien específicas, según el género; a pertenecer a clases sociales acomodadas; a vivir de manera individualista; a no aceptar las discapacidades, ni las distintas formas de amar; a exigir y a exigirnos cuerpos perfectos, que merecen sacrificios extremos; a tener dinero, vestir bien, ser exitosos, etc., etc.

Todo lo ajeno o distinto a ello es castigado y señalado, de diferentes formas. El patriarcado neoliberal se encarga de que todo el tiempo seamos rechazados y rechacemos; de que recibamos insultos e insultemos. Así, un hombre homosexual blanco puede hacer burla de los morenos, los heterosexuales de las mujeres, y éstas contar chistes sobre los pobres.

Cuestionar el lenguaje que discrimina y excluye no se limita sólo eliminar ciertas palabras, sino que implica analizar el origen de ellas y las actitudes y costumbres que las acompañan.

Cuestionarlo y analizarlo significa empezar a eliminar la violencia que ejercemos, y empezar a pensar en otra sociedad posible.


CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
4/4/2014 5:28 pm

SIENTO UNA GRAN ALEGRÍA PORQUE, AÚN SIN CONOCERNOS, ME HONRAS CON EL PRIVILEGIO DE TU VISITA, DE TU LECTURA, DE TU ATENCIÓN, DE TU INAPRECIABLE TIEMPO.

SALUDOS SOLIDARIOS E ISTMEÑOS DE

CECILIA


CECILIA