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VEJEZ, DIVINO TESORO, POR ARMANDO B. GINÉS, ESPAÑA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS  VEJEZ, DIVINO TESORO, POR ARMANDO B. GINÉS, ESPAÑA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS. LOS AÑOS, POEMA POR PILI GONZÁLEZ Los años no pasan en vano, huellas que peinan nuestras vidas dejando surcos de experiencias compartidas. La vejez no debiera ser considerada como una etapa sobrante de la vida, una especie de no lugar, en tránsito hacia la muerte. Lamentablemente, mucha gente mayor está influida por esta visión que cercena sus capacidades particulare...s y sus potencialidades sociales. Una vez que hace suyos estos planteamientos reaccionarios, la vejez se convierte en un túnel sin salida, ni vuelta atrás. La edad jamás debe ser un motivo de discriminación social. Las singularidades que presenta la ancianidad perfectamente asumibles por una sociedad en la que la ética pese más que el beneficio económico. Los valores que aporta la vejez al conjunto de la sociedad de muy variada índole: sabiduría, experiencia, tranquilidad y sosiego, perspectiva mesurada y no competitividad. Los valores intangibles , igualmente, necesarios para la vida colectiva, ya que el diálogo, el amor, el cuidado y la experiencia forman parte de la esencia de los seres humanos. La problemática planteada es cada vez más aguda y afecta a más personas, dado el envejecimiento acusado de las poblaciones de los países occidentales. Las tasas de natalidad se encuentran bajo mínimos históricos y la esperanza de vida sube sus índices por encima de los 80 años, como media, aunque no en todos los sectores sociales. Mientras los ancianos se valen por sí mismos, se ocupan de realizar oficios domésticos como limpiar, comprar víveres y cocinar en el hogar, formar parte de viajes organizados, desarrollar gimnasias blandas, asistir a centros de día, a servir como canguros ocasionales de nietos y nietas y a efectuar paseos renqueantes, bajo el sol matinal o vespertino. Se trata de puro entretenimiento y distracción del tiempo…un vagar hacia la muerte, sin protagonismo individual o social alguno. No podemos reducir la vejez a relaciones exclusivamente endogámicas. La pluralidad social se enriquece con vinculaciones constantes y fluidas entre la niñez, la juventud, la edad adulta y la ancianidad. Estar en activo, socialmente hablando, no debe entenderse, por otra parte, como la adquisición del rol de producir objetos, mercancías y/o servicios susceptibles de ser comercializados, en el escaparate del consumo cotidiano. En las sociedades actuales, todos y todas precisamos de todos y todas porque, sin excepción, somos vulnerables y dependientes del otro y de la otra, para desarrollarnos plenamente como seres humanos racionales. De esta manera, resulta insoslayable replantearse lo que la sociedad hace por las personas mayores. La calidad democrática así lo exige. No se trata de nombrar eméritos honoríficos a todas las personas jubiladas de la economía regular, sino de ofrecerles un estatus social, moral y político que haga justicia a su condición biológica y cultural, en donde la dignidad debe ser la base en la que se asiente ese nuevo papel asumido por toda la ciudadanía. Es preciso establecer, entonces, un diálogo a múltiples bandas, sin reticencias, ni prejuicios poco solidarios de superioridad. Hace falta, en ese orden de cosas, establecer con urgencia una red pública que atienda a la dependencia, en todas sus facetas, condicionamientos y determinaciones sociales. Se hace preciso crear una estructura que permita, en el caso que nos ocupa, que la ancianidad se inserte por completo en el tejido social de modo natural, solidario y activo. Hay que desterrar, de una vez por todas, las soluciones jerárquicas y caritativas, que someten a la vejez a una disciplina que infantiliza a sus miembros, prescriptiva y radicalmente. Desde luego, es imprescindible, además, cambiar las normas culturales que caracterizan a la ancianidad como un elemento pasivo, que sólo origina gastos en su manutención y cuidado. Transformar a la vejez en un lugar más de la esfera social, política, ideológica y cultural, es tarea de todos y de todas. Por favor, clica aquí, para ver escenas inolvidables de la Serie Los Años Dorados o Las Chicas de Oro: http://amigos.com CECILIA |
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SIENTO UNA GRAN ALEGRÍA PORQUE, AÚN SIN CONOCERNOS, ME HONRAS CON EL PRIVILEGIO DE TU VISITA, DE TU LECTURA, DE TU ATENCIÓN, DE TU INAPRECIABLE TIEMPO. SALUDOS SOLIDARIOS E ISTMEÑOS DE CECILIA  CECILIA
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