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UN AMIGO QUE ESCRIBE, POR PEDRO CRENES CASTRO, PANAMÁ TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SAL  UN AMIGO QUE ESCRIBE, POR PEDRO CRENES CASTRO, PANAMÁ TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS. Un amigo mío me dijo hace días que tiene un amigo que escribe. Me alegré. Me confesó, además, que me lo decía porque sabe que he impartido algunos Talleres Literarios. También me pidió que le hiciera una lectura crítica a una novela suya. “Bien”, le dije a mi amigo que tiene un amigo que escribe. Me cité con el amigo de mi amigo y aquél me dio el manuscrito, sin más. La segunda vez que nos vimos le pregunté por sus lecturas. Me confió que no tenía mucho tiempo para leer; que se había leído parte del QUIJOTE y algunas novelas de TOM CLANCY, pero que siempre había querido ser escritor. “¿Poesía, cuento?”, le indagué. “Qué va, la poesía no hay quien la entienda y los cuentos… bueno, si valen los infantiles que les leo a mis hijos…”, fue su respuesta. Comencé a desesperarme. Estuvimos dos horas hablando paja y, al final, llegué a la conclusión de que la vieja sentencia teológica es precisa, en esto de ser escritor: “No hay gloria sin cruz. Cristo glorificado sufrió su cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del Padre. Pero primero pasó por su Getsemaní.” El amigo de mi amigo que escribe quiere que las musas vengan a escribirle o, como poco, a susurrarle las historias. Constantemente me encuentro con escritores que no leen, en Talleres Literarios, en reuniones y en los bares. También coincido con escritores que leen, --vamos a llamarle paja--, y con escritores que leen, pero a los que les sientan muy mal las lecturas, pues no las digieren bien, y a la hora de escribir lo que hacen es vomitar, por lo que el lector termina cerrando el libro. De los tres tipos (y tipas) tenemos en Panamá, como en toda casa de vecino. Escribir es un acto público y, por ello, los escritores tienen que tener la vanidad justa que les permita escuchar a los buenos críticos. PANAMÁ, que vive desde hace años un estado crítico, en lo que a crítica literaria se refiere, se está convirtiendo en un caldo de cultivo para estos tres tipos de escritores: los domingueros o aquellos que lo hacen por pasatiempo; los faranduleros, que tan sólo quieren ser reconocidos y los oropelistas, que creen que su obra es un tesoro, aunque en realidad no es más que una caja de cartón llena de piedras. En PANAMÁ tenemos que comenzar, cuanto antes, a leer. Lo digo por los escritores. Nadie debe presentarse a un Taller Literario sin haber leído antes, por lo menos, a CORTÁZAR, FAULKNER, RAMÓN H. JURADO y a TRISTÁN SOLARTE. El candidato a tallerista debe sentirse empujado a preguntar qué lecturas le hacen falta. Pero ocurre, también, que en ocasiones somos los propios facilitadores o profesores de escritura creativa los que no ponemos el acento en la necesidad de leer bien, como todo buen escritor. Cierto es que el talento aflora y se hace notar, pero no hay nada más dañino que reconocer sólo lo bueno de una obra--por obvio--, y dejar sin señalar lo malo, lo que es tanto como colar el mosquito y tragarse al camello. Así las cosas, leí el texto del amigo de mi amigo que escribe. Me merezco un premio, por haberme leído todo el manuscrito. Su novela no tiene ritmo, está mal puntualizada y carece de verosimilitud; sus personajes de cartón y dialogan de una manera muy rara. Le mando un correo electrónico diciéndole estas cosas y le pongo ejemplos. Le recomiendo que lea varias obras: PEDRO PÁRAMO, EL LECTOR y DUBLINESES, todas cortas, certeras, y procedentes de un lado y otro del charco. El amigo de mi amigo que escribe me responde: “(…) Vas de exquisito.” “¿Por pedirte que leas a RIBEYRO, CORTÁZAR Y CARVER?", le replico. “¿Qué tiene de malo COHELO?”, me riposta. “Si bajas el nivel de lectura, bajas el nivel de escritura.”, le digo. No me cree… Mi amigo dice que su amigo se disgustó; que ha registrado su manuscrito y que se lo van a publicar. “Ahora tengo dos amigos escritores.”, se ríe mi amigo. Yo le respondo que no se equivoque conmigo, pero no me cree… CECILIA |
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SIENTO UNA GRAN ALEGRÍA PORQUE, SIN AÚN CONOCERNOS, ME HONRAS CON EL PRIVILEGIO DE TU VISITA, DE TU LECTURA, DE TU ATENCIÓN, DE TU INAPRECIABLE TIEMPO. SALUDOS SOLIDARIOS E ISTMEÑOS DE CECILIA  CECILIA
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