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POTYLDA 110F
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3/25/2015 9:53 pm

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3/25/2015 9:59 pm

PEDRO PÁRAMO: UN APUNTE SOBRE LA RECEPCIÓN DE LA NOVELA, POR FABIO JURADO VALENCIA, COLOMBIA. TEXTO



Con motivo de cumplirse esta semana el 60 aniversario de la publicación de la novela PEDRO PÁRAMO, del eximio escritor JUAN RULFO, MÉXICO, reproducimos un fragmento del libro PEDRO PÁRAMO - MURMULLOS, SUSURROS Y SILENCIOS, de la autoría de FABIO JURADO VALENCIA, COLOMBIA, un abordaje a cómo se inició la crítica de tan paradigmática novela.

CECILIA



PEDRO PÁRAMO: UN APUNTE SOBRE LA RECEPCIÓN DE LA NOVELA, POR FABIO JURADO VALENCIA, COLOMBIA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

Era notable la angustia de RULFO cuando, en el CENTRO MEXICANO DE ESCRITORES exponía, frente a los demás becarios, los avances de su novela PEDRO PÁRAMO. Angustia más por sus propias dudas, que por los juicios que pudiera recibir. Entre los becarios estaba el poeta ALÍ CHUMACERO, quien inicialmente elogia los fragmentos que RULFO presenta. Parece que cuando CHUMACERO lee la novela ya publicada, no tiene la misma impresión. Su nota crítica aparece en la REVISTA DE LA UNIVERSIDAD, en el Nº 8, del volumen IX, de abril de 1955. La novela comenzó a distribuirse en el mes de marzo del mismo año. Es decir, un mes después de publicada, PEDRO PÁRAMO inicia su vida crítica, la que hoy día todavía continúa.

La Nota publicada por ALÍ CHUMACERO es ambivalente: prevenida y elogiosa; habla del autor y habla de los textos, cuando escribe, cito:
“Su inmediato prestigio nació de unos cuantos cuentos –sencillos algunos, complicados los menos– sobresalientes por la cualidad que ha de ser imprescindible en todo cuentista: la de saber contar. Frases llanas, provistas de un poder afín a lo terrible y vibrando al transcurrir de argumentos desagradables, siembran esas páginas de premeditadas sorpresas aptas para asombrar incautos, pero firmemente estructuradas, con la tranquila desesperación de un ávido cálculo literario. Hechos insólitos, recogidos en monótonas maneras monologales, se incorporan a la literatura joven de MÉXICO, por medio de esa manía evocadora de JUAN RULFO. Su libro contiene el balance de varios años de aprendizaje y, con no pocas muestras, se sitúa entre los mejor logrados de nuestras últimas generaciones (…)”

“(…)unos cuantos cuentos(…), (…)argumentos desagradables(…), (páginas) aptas para asombrar incautos(…), (…)monótonas maneras monologales(…), (…)manía evocadora (…)”, calificativos más resonantes y más incisivos que cuando CHAMUCERO reconoce que RULFO sabe contar y que “(…)se sitúa entre los mejor logrados(…)” de las últimas generaciones. CHAMUCERO, no obstante, no estaba muy convencido de los alcances universales de la obra narrativa de RULFO. Frente a la novela, es demoledor. Luego de exaltar la fina construcción de personajes como PEDRO PÁRAMO, SUSANA SAN JUAN y el PADRE RENTERÍA, al finalizar la nota, CHUMACERO nos dice:

“En el esquema sobre el que RULFO se basó para escribir esta novela se contiene la falla principal. Primordialmente, PEDRO PÁRAMO intenta ser una obra fantástica, pero la fantasía empieza donde lo real aún no termina. Desde el comienzo, ya el personaje que nos lleva a la relación se topa con un arriero que no existe y que le habla de personas que murieron hace mucho tiempo. Después, la llegada del muchacho al pueblo de COMALA, desaparecido también, y las subsiguientes peripecias, --concebidas sin delimitar los planos de los varios tiempos en que transcurren--, tornan en confusión lo que debió haberse estructurado previamente, cuidando de no caer en el adverso encuentro entre un estilo preponderantemente realista y una imaginación dada a lo irreal. Se advierte, entonces, una desordenada composición que no ayuda a hacer de la novela la unidad que, --ante tantos ejemplos que la novelística moderna nos proporciona--, se ha de exigir de una obra de esta naturaleza. Sin núcleo, sin un pasaje central en el que concurran los demás, su lectura nos deja, a la postre, una serie de escenas hiladas solamente por el valor aislado de cada una. Mas no olvidemos, en cambio, que se trata de la primera novela de nuestro joven escritor y, dicho sea en su desquite, esos diversos elementos reafirman, con tantos momentos impresionantes, las calidades únicas de su prosa.”

En MÉXICO ha existido siempre la idea de que un escritor no puede serlo de una obra o de dos, sino de muchos libros. PEDRO PÁRAMO es, para CHUMACERO, la novela de un principiante, de la cual sólo se puede rescatar, cito: “(…) el valor aislado (…)” de cada una de las escenas, es decir, de los fragmentos que él había conocido en el CENTRO MEXICANO DE ESCRITORES. El crítico espera una novela que se ajuste a la estructura canónica del género: con una ordenada composición, con núcleo y pasaje central.

¿Qué tanto influyó esta nota crítica, para que RULFO desistiera de entregar una nueva novela y que destruyera algunos borradores? Para bien o para mal, no lo sabemos. Lo interesante es que durante el mismo año, unos meses después de que CHUMACERO publicara su artículo, otro mexicano, CARLOS FUENTES, en PARÍS, escribe una nota muy elogiosa sobre la novela de RULFO, la que sería reimpresa en COLOMBIA, en 1956, en el Nº 8 de la REVISTA MITO.

Así dice FUENTES, en 1955:

“Con PEDRO PÁRAMO, publicada recientemente por el FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, en su Serie LETRAS MEXICANAS, el joven escritor JUAN RULFO renueva y fertiliza el campo de la novelística mexicana. Ésta, después de los grandes testimonios de MARTÍN LUIS GUZMÁN, en EL ÁGUILA Y LA SERPIENTE y MARIANO AZUELA, en LOS DE ABAJO, verdaderos reportajes que alcanzan la emoción en virtud de la brutalidad y sencillez dramática de los hechos narrados, no había podido superar el carácter naturalista, exterior, de tesis, a que esas dos obras parecían condenarla. Ahora, RULFO ha comprendido que toda gran visión de la realidad es obra, no de la copia fiel, sino de la imaginación y, como OROZCO y TAMAYO en la pintura, y como OCTAVIO PAZ en la poesía, ha captado los tonos de la naturaleza interna de MÉXICO.”

FUENTES le apostó, sin ambages, a esta novela por entonces extraña, y ganó con la apuesta; notas posteriores suyas reconfirmarán sus intuiciones al ver en PEDRO PÁRAMO la novela culminante, de ruptura, de la literatura mexicana. Y FUENTES parece responder a las observaciones agudas de CHUMACERO, cuando sostiene que, cito:

“(…) Esta recreación es expuesta por RULFO mediante una alteración del tiempo que no es fortuita: ella obedece a la acumulación desordenada de la memoria mexicana, al sentido de las superviviencias, de las pugnas jamás canceladas, de las sangres derrotadas y victoriosas, que se agitan en el ser de MÉXICO. Dentro de este plan de reflexivo desorden, RULFO nos habla, en primer término, de una naturaleza que retrata un conflicto. La capacidad de recreación poética de RULFO frente a la naturaleza es muy semejante a la de D. H. LAWRENCE. Como en el autor de LA SERPIENTE EMPLUMADA, en RULFO la descripción natural no es nunca algo aparte, un descanso, sino un todo ubicuo que se integra, desde las primeras páginas, en la conciencia del lector y de los personajes: “Mi pueblo, levantado sobre una llanura. Lleno de árboles y hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos”.

CARLOS FUENTES se adelanta a las hipótesis interpretativas que la mayoría de los críticos señalarán en torno a la novela: detrás de la supuesta ilogicidad hay una coherencia que tiene que ser reconstruida por el lector; la des-estructuración de la novela se corresponde con la des-estructuración cultural del mundo de los mexicanos, lo que permite comprender su carácter altamente sincrético.










CECILIA


POTYLDA 110F
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3/25/2015 9:55 pm



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CECILIA




CECILIA