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POTYLDA 110F
2178 posts
10/5/2015 7:09 pm

Last Read:
10/5/2015 7:12 pm

EL GRADUADO, ANÓNIMO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.



Nunca subestimemos el poder de nuestras acciones: con un pequeño gesto, podemos cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Siempre he creído que Dios nos pone a cada uno frente a la vida de los otros, con algún propósito.

Sin otro particular les hago entrega de la presente Nota.

CECILIA



EL GRADUADO, ANÓNIMO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a otro estudiante que llevaba todos sus libro a cuestas. Pensé: "¿Por qué se los estará llevando a casa, si hoy es viernes? Debe ser un empollón.” Yo ya tenía planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.

Mientras caminaba, vi a un grupo de chicos corriendo tras él. Cuando lo alcanzaron, le tiraron todos sus libros al suelo y le hicieron una zancadilla que le hizo caer.
Vi cómo sus gafas volaron y cayeron al piso, como a tres metros de distancia.

Mi corazón se estremeció, así que me acerqué, mientras él gateaba buscando sus lentes. Observé lágrimas en sus ojos.

Le acerqué sus anteojos y le dije:

--- Esos chicos unos tarados, no deberían hacer esto. Él sólo me respondió:

--- ¡Gracias!, mientras aparecía en su cara una de esas sonrisas que muestran verdadera gratitud.

Le ayudé con sus libros. Me dijo que su nombre era KYLE. Resultó que vivía cerca de mi casa. Le pregunté por qué no lo había visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela privada. Yo nunca había conocido a alguien que asistiera a una escuela privada.

Juntos caminamos hasta casa. Me pareció un buen chico. Le pregunté si el sábado quería jugar fútbol conmigo y mis amigos, y aceptó. Pasamos juntos todo el fin de semana. Mientras más conocía a KYLE, mejor me caía y a mis amigos también.

Llegó el lunes. En la acera se encontraba KYLE, cargando nuevamente aquella enorme pila de libros. Me detuve junto a él y le dije:

---Hola, vas a sacar buenos músculos, si cargas esos libros todos los días. Se rió y me dio la mitad, para que le ayudase.

Durante los siguientes cuatro años, nos convertimos en los mejores amigos. Cuando estábamos por terminar la secundaria, KYLE decidió ir a la UNIVERSIDAD DE GEORGETOWN y yo a la de DUKE. Sabía que siempre seríamos amigos y que la distancia no representaría problema alguno. Él estudiaría medicina y yo administración.

Llegó el gran día de la Graduación. A él le había correspondido decir el discurso. KYLE se veía realmente bien con sus gafas. Era un estudiante que se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, mejorando en todos los aspectos. Tenía más citas que yo con las chicas y todas lo adoraban. ¡Caramba! Si hasta en algunas ocasiones me había sentido celoso... Hoy era uno de esos días. Pude observar que él se sentía algo nervioso, así que le di una palmadita en la espalda y le dije:

---Vas a estar genial, amigo. Me miró con una de esas miradas de real agradecimiento que solía dar y me sonrió, mientras murmuraba:

---Gracias.

Ya frente al podio, aclaró su garganta e inició su discurso diciendo:

---“La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquéllos que nos han ayudado a través de estos años difíciles: a nuestros padres y maestros, a nuestros hermanos y quizá a algún entrenador pero, principalmente, a nuestros amigos. Yo les digo que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir. Para comprobarlo, les voy a contar una historia.

A continuación, el procedió a contar la historia de cuando nos conocimos. Asombrado, le escuché decir que aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse. Habló de cómo desocupó su armario en la escuela y de cómo cargaba todos sus libros con él, para que su madre no tuviera que ir después a recogerlos.

Sin salir de mi asombro, me preguntaba cómo este apuesto y popular muchacho reconocía ante el público presente, ese su momento de debilidad. Él me miró fijamente y me sonrió, agradecido. Sus padres también me miraban y me sonreían con gratitud.

KYLE finalizó su discurso diciendo:

---Afortunadamente, fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo irreparable.”




CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
10/5/2015 7:11 pm



A todo aquél que visita mi sitio le doy las gracias, pues aún sin conocernos, me honra con el privilegio de su lectura, de su atención y de su inapreciable tiempo.

Los invito afectuosamente a que enriquezcan mis notas con sus comentarios y a que continúen visitando mi espacio, que es también el suyo, lugar en donde siempre serán bienvenidos.

Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA




CECILIA