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POTYLDA 110F
2178 posts
11/17/2015 12:19 pm

Last Read:
12/6/2015 11:55 am

LA SONRISA, POR ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY, FRANCIA. RELATO COMENTADO POR HANOCH MCCARTY. TEXTO SELECC



Lo comparto con Uds., en estos convulsionados momentos durante los cuales una ALUCINANTE, PODEROSA Y REITERATIVA CAMPAÑA MEDIÁTICA pretende inducirnos a todos a pensar y a creer que la raza humana se encuentra dividida, ineluctablemente, en dos irreconciliables bandos.

CECILIA



LA SONRISA, POR ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY, FRANCIA. RELATO COMENTADO POR HANOCH MCCARTY. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

Amigos.com de Uds. habrán leído EL PRINCIPITO, ese maravilloso libro escrito por ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY, FRANCIA. El mismo es un libro que, sin dejar de ser un cuento para niños, es también un recurso maravilloso para estimular el pensamiento en los adultos.

SAINT-EXUPÉRY era un piloto de aviones caza que, antes de la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, luchó contra los fascistas en la GUERRA CIVIL ESPAÑOLA y murió en acción, peleando contra los nazis.

A partir de aquella primera experiencia, escribió un cuento con el título de LA SONRISA (LE SOURIRE). Aunque no está claro si la intención del autor fue escribir un texto autobiográfico o de ficción, yo prefiero creer en la primera posibilidad.

Este relato de SAINT-EXUPÉRY nos habla del momento mágico, cuando dos almas se reconocen… y no me asusta llamarlas almas.

Cuenta el autor que luchando en ESPAÑA, fue capturado por el enemigo y arrojado en una celda. En esas circunstancias, se dispuso su ejecución para el día siguiente. Éste es su conmovedor testimonio:

“(…) Estaba seguro de que iba a morir. Estaba terriblemente nervioso y angustiado... Miré al vigilante a través de los barrotes de la prisión. Él no hizo contacto visual alguno conmigo. Después de todo, tú no miras a una cosa, a un cadáver. Lo llamé...
Cuando se acercó, inadvertidamente su mirada se encontró con la mía. En ese momento le sonreí. No sé por qué, pero lo hice. Quizá estaba nervioso; quizá fue porque, cuando estás muy cerca de otro, es difícil no sonreír. En todo caso, le sonreí.

En ese instante fue como si una chispa se hubiera encendido en nuestros corazones, en nuestras almas humanas. Sé que él no lo quería, pero mi sonrisa atravesó los barrotes de la prisión, y generó también una sonrisa en sus labios...

Mantuve la sonrisa, viéndolo ahora como a una persona, y no como a mi carcelero. Su mirada parecía tener también una nueva dimensión para conmigo.

--- “Tiene hijos?”, me preguntó.

---“Sí, aquí, aquí.”

Saqué mi cartera, y nerviosamente busqué las fotografías de mi familia. Él también sacó las de sus hijos, y comenzó a hablar de sus planes y esperanzas para con ellos. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Le dije que temía que nunca más vería a mi familia. No tendría la oportunidad de verlos crecer. Las lágrimas acudieron también a sus ojos.

De repente, sin decir palabra, abrió la puerta de mi celda, y en silencio me sacó de ella, sigilosamente. Caminamos por calles desoladas, hacia las afueras de la ciudad. Una vez allí, en los linderos, me liberó. Sin decir palabra alguna, regresó a la ciudad.

Una sonrisa salvó mi vida.”, finaliza su relato SAINT-EXUPÉRY, con tan sugestiva reflexión.

Sí, la sonrisa... ese contacto espontáneo, natural y no afectado, entre las personas.

Debajo de todas las capas defensivas que construimos para protegernos, para defender nuestra dignidad, nuestros títulos, nuestros grados, nuestro estatus y nuestra necesidad de que nos vean de tal o cual manera... por debajo de todo eso, sigue estando, --auténtico y esencial--, lo que somos.

Realmente, creo que si esa parte de ti y esa parte de mí pudieran reconocerse la una a la otra, no seríamos enemigos.

No podríamos sentir odio, ni envidia, ni miedo.

Con tristeza, llego a la conclusión de que los estratos que tan cuidadosamente vamos construyendo a lo largo de toda la vida, nos distancian de los demás y nos aíslan de cualquier auténtico contacto con ellos.

El relato de SAINT-EXUPÉRY nos habla de ese momento mágico en que dos almas se reconocen.

No he tenido más que unos pocos momentos como aquél. Enamorarse es uno de ellos y observar a un bebé también lo es.

¿Por qué sonreímos cuando vemos a un bebé? Quizá sea porque vemos a alguien que aún no tiene todas esas barreras defensivas; alguien que, -- bien lo sabemos--, cuando nos sonríe lo hace de forma totalmente auténtica y sin engaños.

Y el alma de bebé que seguimos llevando dentro, sonríe con melancólico agradecimiento…




CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
11/17/2015 12:24 pm



A todo aquél/aquella que visita mi sitio le doy las gracias, pues conociéndonos y aún sin conocernos, me honra con el privilegio de su lectura, de su atención y de su inapreciable tiempo.

Amigos.com invito afectuosamente a que continúen enriqueciendo las notas e imágenes que encuentran en el mismo, con los comentarios, saludos y buenos deseos que dejan bajo los mismos, recordándoles que este espacio lo es también suyo: un lugar en donde serán siempre cariñosamente bienvenidos.

CECILIA




CECILIA