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POTYLDA 110F
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1/18/2016 1:33 pm

Last Read:
1/18/2016 1:52 pm

CAMINANDO CON MASÁIS, POR ENRIQUE MOYA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.



Crónica de viaje de ENRIQUE MOYA, escritor austriaco-venezolano, acerca de su expedición a pie por la foresta salvaje del MASÁI-MARA, donde reinan los predadores y hogar ancestral de una de las tribus más emblemáticas del continente africano: los MASÁI.

Tal y como les comenté en la anterior, con esta segunda Nota concluye el texto de la misma.

CECILIA



CAMINANDO CON MASÁIS, POR ENRIQUE MOYA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

SEGUNDA PARTE

7.

En respuesta a mi curiosidad, PARSOI responde: “Los MASÁI somos polígamos.”.“Kanai, -- insisto, en broma --, ¿y cuántos maridos tiene su esposa?” PARSOI ríe. A KANAI no le ha hecho gracia. “Sólo el hombre”, aclara presto. Les comento entonces que en algunas aldeas montañosas de NEPAL una mujer puede tener, si lo desea, hasta cuatro maridos. “¿Cómo así?”, preguntan incrédulos. Contesto que quizá lo consideren necesario, puesto que en las aldeas aisladas del HIMALAYA la vida para una mujer es, de lejos, más dura y arriesgada que para una MASÁI. De ese modo – añado--, se aseguran de que en vez de por un solo marido, la familia sea sostenida por varios, ya que en la alta montaña la agricultura y ganadería pueden ser considerados oficios de alto riesgo. Curiosos, quieren conocer más detalles de eso tan difícil de imaginar por ellos.

Cada ALDEA MASÁI es, por lo general, una gran comuna unifamiliar o de varias familias estrechamente emparentadas. Por eso, un MASÁI no puede casarse con chicas de su misma aldea y debe buscar esposas fuera de ella.

En el pasado, el padre era el único en negociar y tomar decisiones sobre las futuras parejas de sus hijos varones. En esta cultura, el amor siempre ha sido un artificio, un recoveco sin función social o ritual. El número de cabezas de ganado –y no los sentimientos–, era el indicador que concertaba y definía el futuro de una unión. Según KANAI, en las últimas décadas las cosas han cambiado. Él, por ejemplo, tiene dos esposas con las que se casó enamorado. Las ama por igual, ni a la una más, ni a la otra menos. Aunque el sistema de elección se continúa guiando por la costumbre ancestral, el amor es un añadido moderno, que a todos parece gustar.

El mismo funciona así: un hijo le señala al padre cuál es la chica de la que está enamorado. El padre debe darse prisa en concertar la unión, pues siempre puede adelantarse otro padre que ofrezca por la chica una dote superior, en cuanto al número de cabezas de ganado. Uno de los añadidos más revolucionarios del sistema moderno de elección de esposa --no siempre, ni en todas las aldeas--, es que LAS MASÁI también pueden decir que no, si el guerrero no las conquista como es debido.

Raramente sucede que una PAREJA MASÁI se case sin el consentimiento de sus mayores, ya que existe un fuerte respeto por los decanos de la tribu. Los ANCIANOS MASÁI sabios de verdad: no luchan contra la realidad e intentan comprenderla y sacar de ella el mejor partido posible.

8.
Nadie en ÁFRICA parece tenerles especial simpatía a los MASÁI. Ninguna tribu africana desea tenerles como vecinos. La imagen de corpulentos y simpáticos, solemnes en su procesión por las sabanas del SERENGUETI o el NGORONGORO, sólo tiene cabida en el imaginario, a semejanza del ELEFANTE AFRICANO, hermoso mientras permanezca confinado en el documental o en la foto.

Las TRIBUS DEL ÁFRICA PROFUNDA mantienen un complejo status de tira y afloja con los animales salvajes. Incluidos los predadores que, en ocasiones, devoran su ganado. Pero existe una excepción: el elefante. Desde hace siglos, tribus y elefantes se adversan; se temen, pero se respetan. Cuando cae la noche, es raro el aldeano que se aventura por la sabana, no por los predadores, sino por los elefantes. La MADRE BENEDICTA, de la ETNIA KIKUYU, y quien ejerce sus votos en la PARROQUIA DE SUBUKIA, el oeste de KENIA, les endosa rudos adjetivos: “impertinentes”, “groseros”, y añade: “Andan siempre de mal humor.”

KANAI y PARSOI exponen una lógica más allá de todo adjetivo: “Cuando te ven, no siguen su camino; vienen a echarte del tuyo.” En el trajinar a pie entre la foresta tupida, KANAI rastrea sus señales: pisadas, excrementos, árboles rotos, etc. PARSOI se encarga de advertir orejas entre el follaje, o el típico ruido que se produce cuando el animal taja el ramaje. Y, en efecto, KANAI se topó con excrementos frescos del tamaño de balones de fútbol. Una manada estaba cerca. Inmediatamente cambiamos el rumbo. Un elefante no es una mascota. No devora como un león, pero puede matar de forma aún más feroz y efectiva.

A medida que en el territorio se multiplican los primates humanos, el conflicto se acentúa. Hombres y elefantes PODEROSOS TALADORES DE LAS ARBOLEDAS AFRICANAS. Una parte de los BOSQUES DE AMBOSELLI ha desaparecido bajo sus trompas. Los árboles secos y derribados que se observan como esculturas de un artista enajenado, en lo que antes eran frondosos bosques a los pies de la belleza sin adjetivos del KILIMANYARO, ahora forman parte de un paisaje similar a un campo de batalla, luego de un feroz ataque de artillería… la implacable artillería de los elefantes.

Humanos y paquidermos compiten ferozmente por los recursos forestales e hídricos. Pero es el elefante quien lleva las de perder, en esta prolongada confrontación por recursos y territorios.

Cara a la galería internacional, los GOBIERNOS AFRICANOS simulan hacer: en ruedas de prensa exhiben miles de colmillos confiscados a los cazadores ilegales y a la venta de marfil que está diezmando a las manadas. La cruda realidad sobre el terreno indica que el día que el ELEFANTE desaparezca de la faz de la tierra, en ÁFRICA no van a echarlo de menos.

9.
Retorno a la aldea. Los niños inclinan sus cabezas, para que se les acaricie con la mano: presentan sus respetos a los mayores y a los guerreros que han regresado sin rasguños de la foresta salvaje.

KANAI y PARSOI me despiden. Una pulsera hecha por una de sus esposas es su regalo. Ahora pertenezco a esta aldea –dicen–, y a mi regreso seré otro más de la manada. Me aseguran que en lo relativo “(…) a recorrer sin miedo ni descanso sabanas y montañas parezco ser otro MASÁI.” Obviamente, no es verdad, pero lo han dicho de un modo muy bonito. Esta tribu legendaria, de modales educados, ha cultivado desde hace siglos el difícil arte del cumplido.


CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
1/18/2016 1:52 pm

Siento una gran alegría porque, sin aún conocernos, me honras con el privilegio de tu visita, de tu lectura, de tu atención, de tu inapreciable tiempo.

Te invito afectuosamente a que enriquezcas mis notas con tus comentarios y a que continúes visitando mi sitio, que es también el tuyo, lugar en donde siempre serás bienvenido todas las veces que determines ingresar.

Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA




CECILIA