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POTYLDA 110F
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1/18/2016 1:39 pm

Last Read:
1/18/2016 1:55 pm

CAMINANDO CON MASÁIS, POR ENRIQUE MOYA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS



Crónica de viaje de ENRIQUE MOYA, escritor austriaco-venezolano, acerca de su expedición a pie por la foresta salvaje del MASÁI-MARA, donde reinan los predadores y hogar ancestral de una de las tribus más emblemáticas del continente africano: los MASÁI.

Por su extensión, la misma aparecerá en dos Notas sucesivas.

CECILIA



CAMINANDO CON MASÁIS, POR ENRIQUE MOYA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS

PRIMERA PARTE

1.
KANAI Y PARSOI guerreros masái. La foresta salvaje de ÁFRICA ORIENTAL es su hogar ancestral. Su aldea se encuentra en los territorios del MARA, entre KENIA y TANZANIA.

El rito para alcanzar el status de guerrero era enfrentarse y dar muerte a un león. Los tiempos cambian, leones hay cada vez menos y no alcanzan para satisfacer la fuerte demanda de aspirantes a guerrero.

Así, los antiguos rituales de iniciación se han transformado en OLIMPIADAS MASÁI, organizadas desde 2012 para evitar la extinción del predador. Comprobar la puntería con la lanza frente a un saco de tierra colgando de un árbol no es algo que perfile el carácter, ni represente prueba alguna de valor para un masái. Pero los leones que quedan apenas dan abasto a la élite deportiva internacional con licencia para disparar a lo que apetezca. Hay de por medio ingentes sumas de dinero .

KANAI Y PARSOI guerreros de verdad. Ambos alcanzaron el status que ahora tienen años antes de la veda, enfrentando y dando muerte cada quien a su león.

2.
Ver a un predador despedazando viva a una cebra cuesta 660 dólares, precio promedio de un safari de no menos de tres días. El gasto diario suma 80 dólares de entrada al parque nacional, 130 por el jeep autorizado para transitar puertas adentro y 10 de propina. Estancia y suministros temas aparte. Sin embargo, tanto dinero no es garantía: el predador no espera al turista para posar con la presa; la foresta salvaje africana no es DISCOVERY CHANNEL.

Pero también hay un Plan B.

Éste es sólo conocido por trotamundos de sangre fría y poco dinero. Por una módica propina acordada de antemano, se constituye en la aventura con más adrenalina del planeta: entrar a pie en los dominios donde reinan los predadores, bajo la guía y protección de dos guerreros masái.

A quien pudiera interesar, la expedición comienza en el bus desvencijado que cruza territorio salvaje, desde NAROK hasta SEKENANI. Esta región se encuentra salpicada por decenas de aldeas masái y vida animal, quienes observan el paso veloz del bus y la larga estela de polvo rojo africano que deja tras su travesía.

3.
Cinco horas dura el viaje por el camino de tierra que franquea el MARA. Un bus pequeño que parte de madrugada y regresa al mediodía. Va a tope, ocupado por aldeanos. Su techo desborda de bártulos de uso doméstico y herramientas de agricultura.

Voy sentado sobre un saco de cebollas, colocado en el pasillo del bus. A la derecha va una abuela masái con su nieta. A la izquierda, dos guerreros con sus lanzas. Todos me observan. Único forastero que se aventura por aquí, soy objeto de novedad. El turista convencional viene directo desde NAIROBI, en un moderno todoterreno que lo lleva y trae por precios disparatados. Los llamados safaris no valen lo que cobran. Es ir y volver como un reo, a merced de quienes tienen el negocio bien montado.

Viajar como un masái en territorio masái es más que una forma de antropología. Se aprende de su cultura, sin investigaciones ni ideas preconcebidas. En el bus van todos en silencio; cada quien metido en su propia peculiaridad. Tienen sus códigos de comunicación, que es necesario entrever y compartir. De cuando en cuando, alguien hace un comentario y todos sonríen. Aunque no entiendo de qué va, también sonrío. Hay que integrarse tan pronto sea posible, pues de ello puede depender la vida en la zona salvaje.

Cada tanto, el bus se detiene para dejar o recoger nativos de las aldeas. El viaje es rudo; la carretera, interminable.

4.
Los MASÁI poseen elegancia natural. inconfundibles su estilo de pararse y/o caminar. En los caminos solitarios de la sabana pueden verse en pareja, con sus paños rojos al hombro y el inseparable Walking Stick (bastón masái). genéticamente aptos para recorrer andando grandes extensiones de territorio. Durante siglos han atravesado a pie de este a oeste y de norte a sur, la vasta superficie del ÁFRICA ECUATORIAL. El bus o el auto les produce cierta ancestral fatiga; se nota su incomodidad, cuando van en el asiento. Sus largas extremidades parecieran querer huir por la ventana.

En el arte de peinarse, no hay peinado femenino que pueda compararse al de un guerrero. Las mujeres van ataviadas con collares y pulseras de diseño propio. Es raro ver a una masái al margen del colorido garbo de su antigua cultura, aun si en su espalda reposa una gruesa brazada de leña.

El bus por fin arriba a SEKENANI. KANAI Y PARSOI, mis baquianos de a pie por la foresta salvaje, me reciben. El apretón de manos que da por satisfactorio el precio acordado dispara la adrenalina.

Ambos guerreros van armados, cada uno con su lanza. Camino entre ambos, con mi mochila y dos cámaras. Durante la marcha por la foresta, me voy adentrando en las costumbres ancestrales y vicisitudes de una de las tribus más emblemáticas del continente africano… La fauna salvaje nos observa esquiva: no le agrada ver primates humanos circulando por sus dominios.

5.
KANAI es líder de clan. Dirige los asuntos de la aldea. Su padre, ya entrado en años, le ha pasado el mando y sólo interviene si ve necesario dar un consejo. PARSOI tiene un pensamiento más elaborado y es sutil en sus observaciones; parece ser el segundo al mando. KANAI evita la perífrasis y sus comentarios se basan en la lógica que impera en el terreno imprevisible de la estepa africana. PARSOI se expresa en un inglés británico bastante correcto. KANAI, con su inglés de carácter financiero, pretende renegociar, cada cierto tiempo, la cifra acordada.

Los MASÁI han sido conquistados por el dinero. Sus ojos brillan cuando lo ven. Y suelen ser cansinos negociadores, cuando de ello se trata. Del dinero, sin embargo, sólo conocen el gasto, que es un acto en presente. La inversión o el ahorro --conceptos ligados a la idea de futuro--, extraños a su mentalidad. Un MASÁI puede ganar diez o cien dólares en un día y el mismo día gastarlos. Según KANAI ahorrar es una tontería, porque el dinero cada día vale menos. Y si lo llevan al banco, otros los que lo aprovechan. Sus argumentos –hay que admitirlo– tienen una lógica irrefutable. Pero habría que averiguar si esa lógica es la que, en parte, origina que en las aldeas masái haya pobreza o necesidades insatisfechas.

De la interacción de la COSMOGONÍA MASÁI con el mundo contemporáneo surgen notables contradicciones, y no para beneficio de sus comunidades. Los campamentos turísticos de empresas foráneas un ejemplo: EL RENTABLE NEGOCIO DE LOS TERRITORIOS MASÁI NO PERTENECE A LOS MASÁI.

Los ALEMANES, HINDÚES, NORTEAMERICANOS y FRANCESES, entre otros, tienen sus campamentos. Aun cuando los CHINOS arribaron hace más de medio siglo a ÁFRICA CENTRAL y ORIENTAL luego de la descolonización europea, es ahora cuando han entrado con la fuerza de su enorme poderío económico: en el camino de NAIROBI a MOMBASA -- donde construyen una línea ferroviaria--, es usual ver avisos escritos en chino, sin ninguna traducción. Así, la sabana africana está siendo poblada por campamentos de empresas turísticas chinas, exclusivamente para sus nacionales. Campamentos masái para turistas no hay uno solo.

6.
La creación de RESERVAS NATURALES o PARQUES NACIONALES para la preservación de la fauna salvaje, puertas adentro revela un aspecto apenas conocido en Occidente: las etnias en el poder político se valen de ello, para expulsar a otras etnias de sus tierras ancestrales.

Desde la perspectiva tribal, quienes gobiernan el país o las provincias , al mismo tiempo, dueños del territorio. Abordado de otro modo: la creación de reservas y parques nacionales es la forma legal de arrebatar espacio y riqueza, en zonas habitadas desde hace milenios por otras tribus. Esto se lleva a cabo a la vista de todos. Nada de quejas, ni intervenciones internacionales; la preservación de la fauna salvaje lo tapa todo. Las tribus desalojadas por la fuerza vienen luego a alimentar los cinturones de pobreza de las metrópolis africanas. A esta contumelia la llaman integrar en la sociedad, a las etnias que persisten en habitar su territorio patrimonial.

Los MASÁI tienen una espesa contabilidad de quejas, en las que surge un protagonista inesperado: el ELEFANTE. Las autoridades culpan a los MASÁI de la destrucción de los bosques, para usarlo como leña o hatos para el ganado. Han sido los elefantes, responden los MASÁI: ellos se limitan a tomar los restos que los paquidermos van dejando. Pretexto del que se agarran las autoridades KIKUYUS de KENIA, para convertir en PARQUES NACIONALES el espacio ancestral masái, del que luego desterrados. En TANZANIA, el descaro gubernamental es mayor: arrebatan TERRITORIOS MASÁI para la creación de RESERVAS, que luego usadas por EMPRESAS TRANSNACIONALES DE TURISMO: un CAMPAMENTO-SPA de alta demanda, donde antes había una CENTENARIA ALDEA MASÁI.

Un mapa de KENIA y TANZANIA adquirido en MOMBASA, confirma otra sospecha: zonas ajenas a las etnias gobernantes del país o las regiones, no aparecen en los mapas. Sucede a menudo, cuando uno se interna en TERRITORIO MASÁI: es imposible saber en qué lugar del mapa se encuentra uno parado. En la cartografía nacional, pareciera que sus pueblitos y aldeas han dejado de existir.
(CONTINUARÁ).




CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
1/18/2016 1:55 pm

Siento una gran alegría porque, sin aún conocernos, me honras con el privilegio de tu visita, de tu lectura, de tu atención, de tu inapreciable tiempo.

Te invito afectuosamente a que enriquezcas mis notas con tus comentarios y a que continúes visitando mi sitio, que es también el tuyo, lugar en donde siempre serás bienvenido todas las veces que determines ingresar.

Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA




CECILIA