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DESPEDIDA DE UNA MADRE, ANÓNIMO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS   DESPEDIDA DE UNA MADRE, ANÓNIMO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS Querida familia: Me voy. Volveré cuando Uds. sepan en dónde se encuentran guardadas las bolitas de naftalina, cuando sean capaces de descifrar los códigos de los botones del centro de lavado-secado de la ropa; cuando logren reprimir el impulso de llamarme a gritos, si se acaba la pasta de dientes o el papel higiénico. Regresaré cuando estén Amigos.com a llevar junto conmigo la corona de la Reina de la Casa; cuando no me necesiten, si no es para compartir. Ya sé que me echarán de menos… eso lo sé. Yo, a Uds., también, pero tan sólo despareciendo podré rellenar los espacios que el cariño hacia Uds. me causa. Sólo podré estar segura de que verdaderamente me quieren, cuando no tengan necesidad de mí para alimentarse, vestirse, asearse o encontrar las tijeras. Ya no quiero ser la Reina de la Casa… estoy harta de cargar sobre mi espalda con tan grande responsabilidad. He caído en la cuenta de que si continúo desempeñando el rol de Súper Madre, no lograré inculcarles más que una mentalidad de súAmigos.com Yo Amigos.com quiero libres y moderadamente suficientes y autóAmigos.com Acepto que su comportamiento actual para conmigo no es más que el resultado de dejarse llevar por mi rutina; también por ello quiero poner tierra de por medio. También es cierto que si me quedo, continuaré poniendo todo al alcance de sus manos, interpretando mi papel de madre omnipresente, para que me quieran más… ¡¡Sí, más!! Y eso es muy peligroso, tanto para Uds., como para mí, además de constituirse en una trampa. Palabra de honor que no me ausento por cansancio, aunque sea desgastante dormirse todas las noches pensando en la comida que prepararé al día siguiente y en las compras que debo hacer, cuando regrese mañana del trabajo. A la larga, pesa mucho más la atracción de la escoba y el trapeador, y la manía de ver un velo de polvo sobre los muebles, cuando en las noches me siento un rato sobre el sofá. Tampoco me voy porque esté harta de encender la lavadora, --mientras me despojo de mis tacones --, al llegar a casa del trabajo, ni porque quisiera contar con más tiempo para hacer carrera en éste. Hace mucho tuve que elegir una perpetua interinidad en mi centro laboral, porque no era compatible mi pleno desempeño profesional, con el listado de las compras en el supermercado. Pero no es sólo eso…¡¡No…!! Me ausento para enseñarles a compartir pero, sobre todo, para ver si aprendo a delegar. Si lo logro, nunca más volveré a sentirme culpable cuando no saquen notas brillantes, cuando se quemen las lentejas o alguno de Uds. no tenga la ropa planchada que necesita para salir a la calle. La culpa de ser imprescindible es tan solo mía y considero que desapareciendo por unos días, prontamente se darán cuenta de que la monarquía doméstica es fácilmente derrocable. Quizá, cuando regrese, yo ya cuente con la humildad necesaria para considerarme una más entre la plebe. Cuando encuentren la naftalina, no dejen de avisarme. Es seguro que, para entonces, yo habré aprendido a no ser excesivamente buena. Pudiese ser que ese día no nos queramos más, pero sí es seguro que nos querremos mejor. Besos, Mamá. P.S.: sólo soy un ser humano, como Amigos.com Uds. CECILIA |
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