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POTYLDA 110F
2178 posts
7/7/2016 2:23 pm

Last Read:
7/9/2016 11:19 am

CARGAR EL VENADO, POR GABINO CRUZ TAPIA, MÉXICO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.






CARGAR EL VENADO, POR GABINO CRUZ TAPIA, MÉXICO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

A la orilla de un camino y bajo la sombra de un frondoso árbol se encontraba un hombre sentado sobre una piedra; la expresión de su rostro y mirada eran tristes, mientras meditaba cabizbajo. Casi a punto de soltar el llanto lo encontró uno de sus compadres, amigo de toda la vida y quien, al verlo de tal talante, le preguntó cuál era el motivo de su desesperación.

--- Compadre, ¡¡la desconsiderada es mi mujer!! Ella es la culpable de mi situación. Esta noche la desaparezco… de que se muere, se muere.--fue la respuesta.

--- No repita eso, compadre. Mejor dígame por qué la quiere matar; a lo mejor yo puedo ayudarle a encontrar una solución a su problema. --le insistió el amigo.

El hombre, después de respirar profundo y mucho más calmado, dio inicio al siguiente relato:

---“Mire, compadre, usted sabe que somos muy pobres y que en mi humilde rancho la única forma de acompañar los fríjoles es con un pedazo de carne que consigo en el monte, cuando salgo de cacería.

Así y acompañado de mi escopeta, paso varios días de penalidades, arriesgándome con los peligros del monte, esquivando víboras y animales salvajes, soportando la terrible comezón que me producen las garrapatas, los piquetes de los mosquitos y aguantando el frío de las noches, que se mete hasta los huesos.

Si la suerte me sonríe, finalmente logro cazar un venado, que tengo que cargar sobre mi espalda, a lo largo de todo el camino de regreso al pueblo, y luego subir la cuesta de la loma sobre la que se encuentra mi casa.

Todavía no he terminado de llegar, cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano, e inmediatamente empieza a repartir el venado entre sus familiares y algunos vecinos. “Que una pierna pa'doña Juana, que otra para doña Cleo; que este lomito pa'mi mamá, que las costillitas pa'mi hermana, que esto pa'cá, que esto pa'llá”, y a los dos o tres días de nuevo nos encontramos sin nada que comer. Y, el tonto, otra vez de cacería… Pero ya me cansé y esta noche la desaparezco.”—finalizó el hombre.

El compadre, después de meditar un momento, le respondió:

---Invite a su mujer a cargar el venado.

--¡¿Qué?!-- fue la sorprendida respuesta del otro.

--- Sí, compa. Llévese a la comadre de cacería, pero no le diga las penurias que pasa, para llevar el venado a casa. No le hable de los caminos empedrados, ni de los mosquitos, ni de los peligros, ni del frío. Invítela a la cacería y menciónele que es para que disfruten juntos del bello paisaje, del resplandor de las estrellas que cobijan la noche; de los cristalinos manantiales que reflejarían sus imágenes, de la graciosa manera como caminan los venados, como si fueran bailarines; del dulce canto de los grillos y de los pájaros silvestres ... en fin, píntele bonita la cosa.

El hombre siguió el consejo del compadre y, por supuesto, la convenció.

Ella, entusiasmada, se vistió con una falda larga hasta el tobillo, que poco a poco se le fue desgarrando con las púas de las matas del camino, al igual que la blusa; los zapatos se le rompieron, por la fricción con las piedras y las espinas la hicieron sangrar. El cabello, bajo las inclemencias del fuerte sol, se le puso tieso y reseco como un estropajo. Pero eso no fue todo. Por todas partes del cuerpo sufrió el piquete de las garrapatas e insectos, y las manos se les llenaron de ampollas y llagas, mientras se abría paso entre lo espeso del monte; también estuvo a punto de sufrir un infarto, al toparse con una enorme víbora.

Finalmente y después de tanto sufrimiento, encontraron un venado. El cazador, sigiloso, se acercó a su presa; localizó el lugar justo para liquidar al escurridizo animal y con pasmosa agilidad disparó, dando en el blanco. La mujer, como es de suponer, no cabía en sí de júbilo, pensando que con esto su sufrimiento había terminado, pero no fue así.

--- Ahora, mi amor, -- le dijo el marido, masticando con rabia cada una de sus palabras--, quiero que cargues el venado, para que veas lo bonito que se siente.

La mujer casi se desmayó al escucharle, pero ante la desesperación por regresar a su casa, ni para protestar tuvo aliento. Con el venado a cuestas caminó hasta el pueblo, casi muerta y jadeando, con las piernas temblando y a punto de reventársele el corazón. Ya dentro del rancho lanzó al animal sobre el suelo, mientras sus familiares y vecinos les rodeaban, acostumbrados como estaban a la repartición, mientras gritaban con alegría:

--- ¡¡¡ Vamos a repartir el venado!!!

La mujer, tirada también sobre el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza, y con los ojos inyectados en sangre, volteó hacia los vecinos y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó:

- ¡¡¡ Al que me toque ese venado, lo mato !!!




CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
7/8/2016 12:26 pm

    Quoting  :

Gracias por tu gentil comentario, mi estimado all_aditaEver .

CECILIA





CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
7/7/2016 2:25 pm



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CECILIA




CECILIA