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POTYLDA 110F
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5/12/2019 8:37 am

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5/12/2019 9:45 am

HISTORIA DE UNA CIUDADANA COMÚN, POR KLENYA MORALES DE BÁRCENAS, PANAMÁ. TEXTO SELECCIONADO Y EDITA







HISTORIA DE UNA CIUDADANA COMÚN, POR KLENYA MORALES DE BÁRCENAS, PANAMÁ. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS

Soy ama de casa, escritora, abogada y traductora.
Aprovecho esta época postelectoral para contarles por qué pago mis impuestos sin amargura. Tengo que hacerlo de manera personal, para narrar de forma verosímil mi experiencia de vida como panameña.

Nací en el HOSPITAL REGIONAL DE DAVID. Pertenezco a una familia de clase media-baja; mis padres compraron su única casa al casarse, con menos de 25 años, gracias a un préstamo de la CAJA DE AHORROS.

La EDUCACIÓN PÚBLICA fue la única opción posible, para la economía familiar de unos padres que recién empezaban su vida en común.

En mi escuela teníamos biblioteca y comedor escolar; sembrábamos en los patios, entre los pabellones, limpiábamos las instalaciones escolares durante los fines de semana y ganábamos los Juegos Florales.

Con el dinero que mis padres lograban ahorrar gracias a la gratuidad de la EDUCACIÓN PÚBLICA, me matricularon en clases privadas de inglés, que nivelaron las deficiencias del sistema al respecto. También me inscribieron en la ESCUELA DE BELLAS ARTES DEL INSTITUTO NACIONAL DE CULTURA (INAC), en David, Provincia de Chiriquí donde, por unos B/.25.00 al año, aprendí los fundamentos del piano, de la mano de una maravillosa profesora.

Cuando cumplí los once años, mis padres finalmente pudieron matricularme en una escuela privada, en donde considero que estuve al mismo nivel que el de mis otros compañeros.

Entrar a la FACULTAD DE DERECHO de la UNIVERSIDAD DE PANAMÁ fue relativamente fácil, en la época en que se escribían tesis de graduación y salíamos con conocimientos relativos a una molécula del vasto universo legal. Ahí estudié con una beca del IFARHU (INSTITUTO PARA LAFORMACIÓN y APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS HUMANOS), a la par que trabajaba y escogía a los mejores profesores que mi horario laboral me permitía.

Mientras cursaba el segundo año de la carrera, por motivos de salud fui hospitalizada en el COMPLEJO HOSPITALARIO de la CAJA DE SEGURO SOCIAL, en donde recibí un acertado diagnóstico sobre una enfermedad crónica que padezco, razón por la cual durante más de 25 años he sido atendida y medicada por profesionales de dicha entidad de Seguridad Social.

Luego de terminar en cinco años la Licenciatura en Derecho, realicé un post grado en Alta Gerencia, en la UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PANAMA, donde recibí una educación que jamás hubiera podido pagar. Con un préstamo del IFARHU, posteriormente también finalicé una maestría en el exterior.

Cuando ya todo parecía haber salido según lo planeado, nació mi primer hijo, con un síndrome inusual. Debido a ello, nos vimos ante la disyuntiva de abandonar el hospital privado en donde atendían a nuestro pequeño, o endeudarnos con dicho hospital por una suma de dinero a pagar durante tres vidas, dadas nuestras condiciones económicas.

Sólo la Seguridad Social nos brindó, entonces, las terapias, hospitalizaciones, exámenes, operación a corazón abierto, consultas con especialistas, medicamentos, experiencia y certeros diagnósticos de la élite de la pediatría panameña, tanto en el SEGURO SOCIAL como en el HOSPITAL DEL NIÑO.

Hasta la fecha, el IPHE y el INSTITUTO NACIONAL DE MEDICINA FÍSICA y REHABILITACIÓN nos continúan ofreciendo opciones realistas para la educación y terapias que requiere nuestro hijo, pues el universo privado es prohibitivo e insostenible, por los motivos anteriormente señalados.

Cuando presenté mi renuncia -- para cuidar de mi hijo --, mis jefes creyeron en mí y me ofrecieron un tele-empleo. De esta manera, a la vez que pude atender a mi pequeño, continué aportando las cuotas correspondientes a mi afiliación a la CSS, una de las organizaciones con más mística dentro del Estado panameño.

La siguiente administración evaluó positivamente tanto mi situación como mi potencial laboral, y pude continuar trabajando. Aún hoy ejerzo como traductora, en una entidad estatal de la que me enorgullezco sobremanera.

Mi segundo hijo nació en el COMPLEJO HOSPITALARIO de la CSS, luego de ser hospitalizada durante un mes, antes del parto. Mi bebé pasó 15 días en Neonatología, sin lujos pero con un tratamiento impecable. Nadie me puede contar cuentos acerca de la pésima comida que se ofrece en las instalaciones hospitalarias del SEGURO, ni sobre la falta de aire acondicionado en las mismas. Aún así, considero que la clase mundial es posible, en lo que muchas veces calificamos como Banana Republic.

El Estado ha recomendado mis libros para ser utilizados en las aulas escolares, ha vacunado a mis hijos y obligado a mis malos patronos a cancelar lo que les corresponde por ley costear, en lo que respecta a mis cuotas como cotizante de la CSS.

Gracias al Estado y a una voluntad como la de muchos otros panameños y panameñas, hoy soy quien soy y mi familia, una vez más, ha podido y sabido salir adelante.

Yo SÍ NECESITO de un ESTADO EFICIENTE, yo SÍ NECESITO que el SISTEMA FUNCIONE y que EL NUEVO PRESIDENTE GOBIERNE DESDE EL PRIMER DÍA. Uno no tiene que vivir en extrema pobreza, para acudir al sistema público.

A gente como yo, no le han regalado nada. Vivimos en un país en donde, a pesar de nosotros mismos, de nuestros egoísmos e imperfecciones humanas, se continúan ofreciendo oportunidades con las cuales en otras naciones ni siquiera es posible soñar.

Esta democracia tan llena de defectos, garantiza que le recemos al Dios que nos dé la gana, si nos da la gana; que podamos soñar y ver esos sueños convertidos en realidad. El país en el que yo vivo es tu país. Mis necesidades o podrían ser las tuyas. Sin embarco, ¡cuánto más se podría lograr, con más decencia!

PANAMÁ no es lo que es gracias a caudillos, ni a ladrones, ni a incompetentes... Lo es, gracias a generaciones de panameños y panameñas que han realizado y aún realizan su trabajo con amor.





CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
5/12/2019 8:39 am




A todo aquél que visita mi sitio le doy las gracias, pues aún sin conocernos, me honra con el privilegio de su lectura, de su atención y de su inapreciable tiempo.

Los invito afectuosamente a que enriquezcan mis notas con sus comentarios y a que continúen visitando mi espacio, que es también el suyo, lugar en donde siempre serán bienvenidos.

Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA




CECILIA