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POTYLDA 110F
2178 posts
4/23/2020 12:27 pm

Last Read:
4/23/2020 12:30 pm

Y EL MUNDO SIGUE GIRANDO, POR SUSANA RIVERO VIÑAS, ESPAÑA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA




La emotiva carta de una enfermera a un bebé prematuro en la UCI nacido el día que se dictó el ESTADO DE ALARMA, es el título de una noticia publicada en el diario ABC , ESPAÑA, por la periodista CARLITA FOMINAYA.

El pequeño JUAN nació prematuro, a las 28 semanas y apenas con un kilogramo de peso, justo cuando el presidente PEDRO SÁNCHEZ anunciaba en la televisión el comienzo del ESTADO DE ALARMA, el 14 de marzo próximo pasado.

Desde ese día, el bebé se encuentra ingresado en la UCI del HOSPITAL UNIVERSITARIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS (ALCALÁ DE HENARES), ronda ya los 1,700 gramos de peso y evoluciona bien.

SUSANA RIVERO VIÑAS, ENFERMERA DE NEONATOLOGÍA DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE ALCALÁ DE HENARES, ESPAÑA, explica que, cito: “Cuando los bebés cumplen un mes les hacemos una coronita, pero como a mí las manualidades no se me dan nada bien, decidí escribirle una carta.

A continuación, el texto completo de dicha carta.

CECILIA



Y EL MUNDO SIGUE GIRANDO, POR SUSANA RIVERO VIÑAS, ESPAÑA. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS

“Hace poco más de un mes que se paró el mundo en el que vivimos. O eso es lo que pareció. Un nuevo virus, cuyo alcance no podíamos ni llegar a imaginar, hacía que se cerrasen colegios, tiendas, bares y restaurantes. Hasta las calles se cerraron al tránsito de quienes no cumpliesen la norma establecida. Parecía todo detenido… Todo, excepto la frenética actividad de los hospitales, donde las horas del día se quedaban (y se siguen quedando) cortas.

Pero no todo se detuvo. Había eventos frente a los que no se podía luchar. No se podía prohibir a las futuras madres que pariesen, llegado el momento. Y peor aún: no se podía prohibir a los bebés que naciesen antes de tiempo.

El mismo día en el que se decretaba el ESTADO DE ALARMA, increíblemente y de manera simultánea, nacía JUAN. A las 28 semanas de gestación, llegaba al mundo sin previo aviso, tan sólo haciéndole notar a su madre que se movía menos.

Con 1, 050g de peso y totalmente ajeno a lo que sucedía a su alrededor, nos hacía darnos cuenta de que seguíamos siendo útiles y necesarios en aquella labor que desempeñamos a diario, lo que impedía nuestra presencia en otros lugares del hospital, tan saturados y necesitados de personal.

Hoy, JUAN cumple un mes. Ha estado recibiendo la compañía únicamente de sus padres. Pero, además, jamás juntos. Si ella está en el hospital, él espera su turno pacientemente en casa. Si es él quien acompaña al niño, la madre se extrae la leche en su hogar, para luego llevársela al pequeño.

La información médica diaria es escuchada por uno de los dos, en la más absoluta soledad: no hay abrazos que consuelen, no hay un hombro sobre el cual apoyarse, cuando malas las noticias. Las mismas se digieren durante el trayecto en coche, de camino a casa. Con suerte, ese día no le parará la Guardia Civil y no tendrá que detenerse a dar explicaciones.
El padre nunca ha visto a su mujer con el bebé en brazos. La madre jamás ha sido testigo del piel con piel de papá e hijo. Jamás el uno ha visto al otro dándole el biberón al bebé.
JUAN está iniciándose en la lactancia materna: su papá no puede deleitarse con la escena, tal y como lo hacemos los que tenemos el placer de trabajar aquí. No existe foto de familia. “Hay tiempo”., pensamos todos. “Lo realmente malo es cuando el tiempo se ha terminado”…
Un niño de casi cinco años espera en casa, siempre en casa, la llegada de su hermanito. Ha comprendido, desde el principio, que no puede ir al hospital a conocerle. La paciencia, que nunca fue una virtud infantil, se hace presente ante la situación vivida. Seguro que madurará antes de tiempo, seguro.

En la distancia existen abuelos, con las fronteras cerradas, que conocen a su nieto a través de una pantalla y que siguen su evolución mediante WhatsApp y llamadas telefónicas; que amplían cada imagen hasta que los píxeles no las dejan ver de manera nítida.

abuelos que desde lejos sufrieron su nacimiento, su notoria gravedad a la semana de vida y la sospecha de que él también hubiese sido atacado por tan odiado virus. Abuelos que sufren el doble, por su nieto, y por sus hijos; que anhelan ese abrazo que todos anhelamos… algunos por la pérdida de un ser querido, ellos por la suerte de contar con la llegada al mundo de un gran luchador.

Quizá, dentro de unos meses nos encontraremos por la calle y no nos reconoceremos. Los rostros de todos, ocultos bajo las mascarillas, tan sólo nos han permitido recordar las miradas de ansiedad, de preocupación, de temor y de anhelo reflejadas en los ojos. Ojos que buscan a los de aquellos que les digan: “Tranquilos, todo va a salir bien”. Han transcurrido muchos días mirándonos a los ojos…creo que los reconocería entre cientos.

El ESTADO DE ALARMA sufre prórrogas. Aún falta tiempo, antes del alta. ¿Saldrá JUAN en régimen de confinamiento? Es probable que sí. Pero, ¿acaso importa? Algunas cosas han dejado de tener importancia y a otras ahora les damos mucho más valor que antes.

JUAN es sólo un ejemplo de los cientos de bebés prematuros y con otras patologías que están naciendo en estos días de desolación y tristeza infinitas. esos bebés en los que volcamos todo el amor que guardamos dentro, con la esperanza de pronto poder compartirlo también con nuestros seres queridos, a los que tanto echamos de menos.

Mientras, en el resto del hospital, la vida sigue para quienes tienen la suerte de vencer. Cientos de pacientes aplauden cada día, al unísono con la población, a un colectivo al que el virus ha vencido mucho más de lo deseado.

Compañeros que se han quedado en el camino, esos a los que muchos llaman héroes, para mí el referente de la responsabilidad, la humildad y el sacrificio. Porque elegí ser enfermera y cuidar a los más pequeños, por pura vocación. Porque esa vocación hace que viva esta pandemia desde el otro lado, viendo nacimientos -- aunque sea bajo batas, gafas empañadas y mascarillas --, y no muertes.

Acompañando en los primeros momentos, y no en los últimos, porque así como para un mamífero es biológicamente imposible nacer solo, por muy adversas que sean las circunstancias, es cruel e inhumano morir solo, de igual manera.

Es por esto que en los hospitales del mundo entero las manos de cientos de miles de sanitarios están acogiendo esa última caricia, ese último aliento… mitigando la soledad de quienes, a diario, se marchan para siempre.

Ese mundo que sigue girando, a pesar de todo…"







CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
4/23/2020 12:30 pm

A todo aquél que visita mi sitio le doy las gracias, pues aún sin conocernos, me honra con el privilegio de su lectura, de su atención y de su inapreciable tiempo.

Los invito afectuosamente a que enriquezcan mis notas con sus comentarios y a que continúen visitando mi espacio, que es también el suyo, lugar en donde siempre serán bienvenidos.

Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA




CECILIA