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POTYLDA 110F
2178 posts
9/28/2022 11:06 am

Last Read:
10/2/2022 7:59 am

TEXTO ATIBUÍDO A LEONARDO PADURA, CUBA.





CECILIA ✍️✍️✍️✍️✍️

Este texto, atribuído a LEONARDO PADURA, CUBA, y escrito hace más de 10 años, es lapidario y no ha perdido vigencia, al describir la innegable y triste realidad que agobia al pueblo cubano, desde hace más de seis décadas.

CECILIA ✍️✍️✍️✍️✍️



TEXTO ATRIBUÍDO A LEONARDO PADURA, SELECCIONADO POR CECILIA R SALAS

En más de treinta años de trabajo hemos pasado por dos rectificaciones de errores, un perfeccionamiento empresarial y por el reciente reordenamiento laboral.

Las cubanas y los cubanos que comenzamos a trabajar en 1980, aún compartimos la vivienda con nuestros padres, incluso con nuestros hermanos y sus hijos o, con mucha suerte, tenemos un apartamento que compartimos con nuestros hijos y sus esposas, y los hijos de nuestros hijos.

Las cubanas y los cubanos que nos convertimos en trabajadores en 1980, somos ahora destacados científicos, prestigiosos profesores, experimentados obreros, condecorados militares, campeones olímpicos, artistas de fama mundial, veteranos de guerras libradas a miles de kilómetros de nuestras costas ... pero no desembarcamos en el Granma, ni estuvimos en La Sierra.

Debido a dicha carencia, nuestro papel ha quedado bien claro: trabajar duro, demostrar lo aprendido y agradecer a la Revolución y a sus dirigentes.

Las cubanas y los cubanos que comenzamos la vida laboral en 1980, crecimos y envejecimos guiados por la misma generación; una generación que enfrentó responsabilidades y retos que van más allá de nuestra imaginación, con menos edad con la que actualmente contamos nosotros, y que aprendió y ganó experiencia ensayando en nuestro pellejo, por el método de ensayo y error.

En 1980, había pasado Playa Girón, la Lucha contra Bandidos, la Ofensiva Revolucionaria, la Zafra de los Diez Millones, la ayuda a los movimientos guerrilleros en América Latina, y la Guerra de Viet Nam.

Las cubanas y los cubanos que en 1980 nos estrenábamos como trabajadores, nos espantamos con la explosión de La Coubre, y habíamos cantado, Pionero soy y el himno ruso en su idioma original, en el patio de la escuela.

Habíamos llenado bolsitas de tierra en el Cordón de La Habana, protestado frente a la embajada de Suiza, por el secuestro de los 11 pescadores, cortado caña en las frías llanuras de Camagüey y tratado de convertir, más de una vez, el revés en victoria.

Pero éramos demasiado jóvenes, nos tocaba trabajar duro, demostrar lo aprendido, y agradecer a la Revolución y a sus dirigentes.

Nosotros, no habíamos desembarcado en el Granma, ni estuvimos en La Sierra Maestra.

Las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980, alguna vez fuimos niños que comimos frituras en el puesto de Pancho, tomamos batidos en el quiosquito de Manolín, o llevamos a arreglar nuestros zapatos colegiales al viejo remendón de la esquina, con sus espejuelos sujetos con un cordón de zapatos, su busto de Martí en la repisa, y su buen trato y mejor servicio.

Alguna vez fuimos niños que llamábamos señorita a la maestra, señor al vecino de enfrente y señora a la mamá de nuestro mejor amiguito; ello no nos contaminó con las pestilentes miasmas imperialistas, ni nos salieron pústulas en la piel.

Las cubanas y los cubanos que integramos las plantillas en 1980, cantamos Somos comunistas, pa'lante y pa'lante, contagiados con la euforia de los mayores. Asistimos a la inauguración de Coppelia, vimos el Salón de Mayo en La Rampa, escuchamos por primera vez al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, no entendimos nada de la Primavera de Praga, y nos grabamos con letras de fuego ¡Hasta la victoria siempre!.

Hacíamos esto, aunque no habíamos desembarcado en el Granma, ni estado en La Sierra Maestra.

Las cubanas y los cubanos que empezamos a trabajar en el 80, teníamos 30 años cuando Carlos Varela proponía probar habilidad con la ballesta y estuvimos de acuerdo con ello, pero una edición dominical de Juventud Rebelde nos recordó que, cito: "los niños hablan cuando las gallinas mean".

Se nos olvidaba que no desembarcamos en el Granma, ni estuvimos en La Sierra Maestra y que lo que teníamos que hacer era trabajar duro, demostrar lo aprendido, y agradecer a la Revolución y a sus dirigentes.

Cuando al campo socialista europeo le sucedió lo único que le podía suceder al campo socialista europeo, las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980 teníamos más de 30 años o casi esa edad; estábamos listos para reaccionar y sabíamos que la única salida no era la opción cero.

Pero no estábamos políticamente maduros, nos faltaba la experiencia del Granma y de La Sierra. Nuestra misión continuaba siendo trabajar duro, demostrar lo aprendido y agradecer a la Revolución y a sus dirigentes.

Las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980 -- o cerca de esa fecha --, ya tenemos 50 años o más de 50 también, y hemos vivido lo suficiente para ver al administrador estatal del quiosquito que fue de Manolín, hacerse indecentemente rico, como nunca hubiera podido serlo Manolín.

Hemos visto llenarse los campos de marabúes, mientras los noticieros nos enseñan postales idílicas de una ficticia abundancia.

También hemos obtenido una amplia cultura acerca de las desgracias del Universo, pero sin podernos enterar de lo que pasa en nuestro propio Municipio.

Hemos visto a Hanoi surgir de las cenizas de la guerra, mientras La Habana se cae a pedazos, sin necesidad de un bombardeo masivo.

Hemos visto cómo se convierte el guajiro en una especie en peligro de extinción --como las vacas o la caña de azúcar --, y cómo el cine convierte a nuestro padre en el personaje ridículo de un filme, con su vieja boina verde olivo, y sus machaconas consignas cosidas en el raído pullover.

Los nietos de las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980, tienen ahora maestros que escriben Habana sin H y campiña con n, y que declaran, sin pudor alguno, no saber donde nació Antonio Maceo, "porque esa no es materia de su grado".

Las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980, hemos visto proliferar en todos los niveles, a pícaros y farsantes de toda laya, y hacer de la consigna un método, y de la apariencia un culto: "Tenemos la mayor micropresa del mundo".

Por eso, las cubanas y los cubanos que tenemos 50 años, recibimos regaños en la televisión, a través de un anónimo calvito que nos sermonea, con fondo musical de La Guantanamera.

Cargamos con el sanbenito de las malas decisiones, de los caprichos y de la megalomanía, mientras que la prensa nos pide ser austeros, comprensivos y, desde luego, seguir trabajando duro, demostrar lo aprendido y agradecer a la Revolución y a sus dirigentes.

A las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980 nos toca, desde luego, rescatar a los albañiles perdidos, a los maestros perdidos, a la eficiencia perdida, al quiosquito perdido e, incluso, el respeto al prójimo, también perdido, cuando la palabra compañero igualó al trabajador y al vago, al adulto y al niño, al genio y al bruto, sembrando en la mente de mucha gente la cómoda fórmula de que “todos merecemos lo mismo", y no que todos tenemos iguales oportunidades.

No obstante, otra vez se nos recuerda que nos toca seguir trabajando duro, demostrar lo aprendido y confiar en la Revolución y en sus dirigentes, porque nosotros no desembarcamos en el Granma, ni estuvimos en La Sierra.

Las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980, ahora somos viejos, pero somos de mala raza, porque no hemos sabido asimilar las enseñanzas recibidas; hemos engavetado los buenos consejos y no hemos dado un solo líder, además de contar con la propensión que tenemos todos, a la corrupción y al delito.

El país necesita de los jóvenes menores de 40 y se requiere -- al menos en teoría--, de la sangre fresca, pero a nuestra generación, con sesenta años o un poco más, y con unos cuantos años de trabajo todavía por delante, nos tocará seguir trabajando duro, demostrando lo aprendido y agradeciendo a la Revolución y a sus dirigentes.

Las cubanas y los cubanos que comenzamos nuestra vida laboral en 1980, ahora somos niños viejos que necesitan, una vez más, ser regañados y aleccionados por las mismas personas que, desde hace más de medio siglo, nos regañan y aleccionan, porque hay que tener en cuenta que nosotros no desembarcamos en el Granma, ni estuvimos en La Sierra Maestra.








CECILIA


POTYLDA 110F
2043 posts
9/28/2022 11:07 am




Luego de varios meses de
ausencia por motivos ajenos a mi
voluntad, les doy las gracias a todos
los lectores que
continuaron visitando mi blog,
honrándome con el privilegio de su
su atención y de su
inapreciable tiempo.

Aprovecho la oportunidad para
desearles a todos que logren ser felices
durante este 2022 que da inicio, sea
cual sea la realidad que les toque vivir,
invitándoles, como siempre, a que
continúen visitando mi espacio, que es
también el suyo, lugar en donde
siempre serán cordial y
afectuosamente bienvenidos.

Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA







CECILIA