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POTYLDA 110F
2168 posts
12/22/2023 10:17 am

Last Read:
12/22/2023 10:23 am

DESESPERANZA, POR FEDERICO GUZMÁN RUBIO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.





CECILIA ✍️ ✍️ ✍️ ✍️ ✍️

Alejada durante unas cuantas semanas de la lectura y edición de largos textos --a causa de una intervención quirúrgica por cataratas --, retomo con nuevos bríos y entusiasmo la entrega de interesantes artículos, que conforman una amplia ventana que nos permite avizorar los contenidos de publicaciones que abordan una variopinta selección de temas relacionados con el arte, la ciencia, la ecología, la economía, la política, la educación, la filosofía, la historia, la literatura y la poesía, el feminismo, la inteligenia artificial, la tecnología y toda una extensa gama de etcéteras.

Como podemos seguir constatando en la SEGUNDA ENTREGA de este artículo, LA CAUSA Y CONSECUENCIA DE NUESTRO TIEMPO, la DESESPERANZA, está en el aire. A través de DISTOPÍAS, NOVELAS HISTÓRICAS Y RELATOS DE ANHELOS FRUSTRADOS, la LITERATURA LATINOAMERICANA la cuestiona.



DESESPERANZA, POR FEDERICO GUZMÁN RUBIO. TEXTO SELECCIONADO Y EDITADO POR CECILIA R SALAS.

SEGUNDA ENTREGA

Lo mismo que se señaló con respecto a los textos de CASTELLANOS MOYA y BOLAÑO puede decirse de AUXILIO LACOUTURE, la exiliada uruguaya que en AMULETO (1999) resiste refugiada en los baños la toma de la UNAM por el ejército en 1968, o del detective de ESTRELLA DISTANTE (1996), que logra dar con el paradero de un torturador de la dictadura, que también ejerce como poeta y artista de vanguardia.

Los personajes de CASTELLANOS MOYA y de BOLAÑO pertenecen a libros diferentes. pero conviven en el mismo imaginario: el de las ruinas que dejaron los sueños revolucionarios, y su desánimo contrasta con el entusiasmo de quienes creyeron a ciegas en el sistema que había llegado para quedarse.

No es de sorprender que los grandes derrotados del siglo XX –en cierta medida por sí mismos– no mostraran una actitud muy proactiva, propositiva y resiliente, tal como exigía el léxico de los nuevos valores empresariales, pero el liberalismo político y económico, aunque mal que bien aún vigente, no pudo mantener el optimismo arrollador que suscitó en AMÉRICA LATINA tras la caída de las dictaduras.

En pocos años, y a pesar de algunos avances, como la discreta reducción de la pobreza, quedó claro que los problemas del continente no se arreglarían por arte de magia, y a la larga lista de deudas históricas hubo que agregar la catástrofe de la violencia delincuencial y las crisis financieras bautizadas con nombres cada vez más folclóricos (los EFECTOS TEQUILA, TANGO y SAMBA, por ejemplo).

La decepción fue paulatina y poco dramática, como un muro que se cuartea poco a poco, a diferencia del de BERLÍN, de los palacios del pueblo, o de los monumentos de LENIN, que se derrumbaron en un solo día de 1990.

Esta falta de espectacularidad no se prestaba de manera evidente a la representación literaria, que en la DISTOPÍA -- uno de los géneros más populares de nuestro tiempo --, encontró el vehículo ideal para transmitir el malestar del presente, en todas las expresiones culturales.

muchos los apocalipsis imaginados por la novela contemporánea latinoamericana, como el de NO TENDRÁS ROSTRO (2013), del mexicano DAVID MIKLOS (1970), en el que la gran violencia despobló las grandes ciudades; el de AÚN EL AGUA (2019),del colombiano JUAN ÁLVAREZ (197, donde un grupo de mujeres desea restablecer el equilibrio hídrico en la Tierra y escapar al destino que la inteligencia artificial les asignó, o el de MUGRE ROSA (2020), de la uruguaya FERNANDA TRÍAS (1976), novela en la que una mujer intenta continuar su vida, en medio de una niebla rosa que mata todo a su paso, hasta que decide abandonar MONTEVIDEO, diciéndose a sí misma: “No puedo detener un futuro que ya está aquí”.

No obstante, la relación entre el pesimismo sobre el presente y la imaginación apocalíptica queda más clara en dos distopías argentinas, cuya publicación casi inmediata a la gran crisis de 2001 ya resulta un dato significativo: PLOP (2002), de RAFAEL PINEDO (1954-2006), y EL AÑO DEL DESIERTO (2005), de PEDRO MAIRAL (1970).

La primera de ellas muestra un orden despiadado, en el que grupos de sobrevivientes a una catástrofe ecológica desarrollan nuevos rituales y códigos sociales; PLOP sigue las pautas tradicionales del género, aunque con una obsesiva búsqueda estilística que consigue un lenguaje brutal, en su aparente sencillez.

El caso de EL AÑO DEL DESIERTO es el opuesto: el lenguaje es sobre todo eficaz y se conforma con narrar con agilidad, aunque no por ello deja de ser destacable su potencia visual, la conseguida voz de la narradora y algún destello poético.

lo excepcional de esta novela es la manera como el autor imagina el fin del mundo, tras el fin del capitalismo, desmintiendo así la célebre sentencia de JAMESON, según la cual es más fácil lo primero que lo segundo.

MAIRAL no imagina grandes terremotos ni catástrofes nucleares: su fin del mundo es muy similar a los hechos desencadenados por la crisis de 2001, y lo que en la realidad fue un desastre económico, en la novela se transforma en “la intemperie”, una especie de nada que va desapareciendo todo a su paso.

MARÍA VALDÉS NEYLÁN, la protagonista de EL AÑO DEL DESIERTO, es una secretaria bilingüe que lee a HAWTHORNE y a WOOLF, trabaja en un fondo de inversión y proviene de una familia propietaria de un par de departamentos; es decir, pertenece a la casi mitológica clase media argentina, ilustrada y acomodada, hoy en peligro de extinción.

El avance de la intemperie se acompaña de disturbios y saqueos, represión policíaca, militarización, pérdida del valor del dinero, de la funcionalidad de las instituciones y la discriminación hacia los habitantes de las periferias, es decir, de los efectos desencadenados por la gran crisis de 2001, de cuyo laberinto ARGENTINA aún no ha logrado salir.

Muy pronto, la novela -- siempre a causa de la intemperie --, adquiere una velocidad vertiginosa hacia el pasado, como si la historia retrocediera: la protagonista contempla un BUENOS AIRES muy parecido al de principios del siglo XX con el puerto repleto de burdeles en los que la trata de mujeres es moneda corriente, y viaja hacia el interior del país, para sobrevivir a exterminios similares a la eufemística CONQUISTA DEL DESIERTO.

Ella continúa huyendo en el espacio, pero también lo hace en el tiempo, hasta llegar a un territorio salvaje por completo, en el que, incluso el lenguaje, casi ha desaparecido.

A veinte años de la publicación de la novela, es imposible no preguntarse si LATINOAMÉRICA, con sus periódicas crisis económicas y políticas, no está emprendiendo un retroceso casi fantástico, en el que se abandona la democracia y se vuelve a los populismos autoritarios, a la desaparición de la clase media, al quebrantamiento de los frágiles estados de derecho que habían logrado construirse y a una serie de estados fallidos, en donde inmensas extensiones del territorio se rigen por un orden arbitrario y cruel, no tan diferente al imaginado por la distopía de MAIRAL. (Cont.)








CECILIA


POTYLDA 110F
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12/22/2023 10:23 am




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Saludos solidarios e istmeños de

CECILIA







CECILIA