Close Please enter your Username and Password
Reset Password
If you've forgotten your password, you can enter your email address below. An email will then be sent with a link to set up a new password.
Cancel
Reset Link Sent
Password reset link sent to
Check your email and enter the confirmation code:
Don't see the email?
  • Resend Confirmation Link
  • Start Over
Close
If you have any questions, please contact Customer Service

Cosas

LA CAMINATA
Posted:Feb 10, 2008 9:30 am
Last Updated:Oct 19, 2009 4:26 am
6427 Views
Saltar desde un colectivo en marcha era cosa de niños hasta que uno se acostumbra a los automóviles y pierde esta habilidad. Por supuesto, mi pantalón a la miseria. Estos choferes tienen siempre la increíble puntería de dejarte frente a un charco. Y todo es culpa del maldito mecánico. Si dice 'para el Jueves' es justo y necesario que termine las reparaciones ese día y no cualquier otro que le venga en gana. Pero gracias al cielo dejó de llover.

Si para Gardel, 'veinte años nada' debo asimilar que tampoco veinte cuadras gran cosa, por sobre todo cuando es bastante temprano y ¡sin sobretodo! no me haría mal caminar un poco. Además, en los problemas me hago fuerte. Lo único que me molesta es este asunto de llevar rosas porque parece que el mundo me mira. Tendré que cambiar mis costumbres, por lo menos dentro de un colectivo y especialmente en las horas pico donde pululan las viejas quejosas.

Decir que cada vez falta menos para llegar es desafiarle al destino. Tal vez Borges tiene razón y este camino es infinito porque tendré que recorrer primero la mitad, antes de ello un cuarto, aún antes un octavo y así sucesivamente en una serie interminable de mitades, que ni mediante las fórmulas de Mc Laureen o Taylor se puede encontrar una solución aceptable para mis intereses. Tal vez nunca llegaré. Ni Borges, ni siquiera algún matemático cuatro ojos, sabrá descifrar lo que me espera en esta oscura calle.

Entendiendo que veinte cuadras no es nada, tampoco catorce debe ser mucho. Total si empieza de nuevo a llover emplearé la vieja y nunca bien ponderada técnica de correr de toldo a marquesina y de ésta a algún desubicado alero. Lo importante es llegar a toda costa. Bueno, siempre y cuando aquel enorme perro me deje pasar. No sé porqué me sigue mirando. Ya me corrí de vereda. Debe creer que es el dueño de todo el barrio, así que por las dudas apuraré más el paso. Lo único que me falta es que se cruce un gato negro.

Ella cree que, si no dispongo de un automóvil, tampoco me puedo mover. ¡Qué sorpresa se llevará! No sabe el kilometraje que tienen estos pies cansados. Además todo es una cuestión de hacer algo sin poner excusas. Hay que olvidarse de los choferes, de los mecánicos, de los días de lluvia, de las viejas quejosas, incluso de San Valentín y hacer lo que se tiene que hacer. Aunque también sería prudente no olvidarse de los perros. Debe ser que hay muchos robos en este barrio por eso abundan los caninos. Ya falta menos, aunque si me paso cambiando de vereda no voy a llegar nunca. Cualquier cosa, amago tomar una piedra y los corro yo a ellos.

Sería interesante que el Intendente recorra estas calles, piedra en mano, cuando oscurece, en un día de lluvia, como yo. Tal vez en una de esas se caiga en algún pozo y puede entender las peripecias que sufrimos los peatones casuales. Ojalá se embarre su costoso pantalón y decida sorpresivamente hacer su tarea una vez en su vida. Mejor estas últimas siete u ocho cuadras voy por el medio de la calle, total ni una mosca vuela por aquí.

Aunque a Ella no le guste el olor, creo que es la hora, el minuto y el segundo exacto para un cigarrillo. Caminar fumando o fumar caminando es uno de estos hábitos celestiales que tendré que suprimir. Pero no hoy, porque ahora me siento solo y merezco una compensación. Cinco cuadras casi cinco minutos, tiempo suficiente para despacharme un largo, siempre y cuando no se encuentre mojado el paquete. ¡Mierd…! ¡Me olvidé el encendedor! Caminar fumando o fumar caminando es uno de estos hábitos que me acaban de dejar. Tal vez patear charcos produzca el mismo efecto tranquilizador.

Por más que a ella no le guste el olor, no creo que pueda negarme un fósforo. Después del regalo que nos dimos en mi cumpleaños y de estas rosas, no creo que pueda negarme absolutamente nada. Ya falta poco. O eso creo yo. ¿Quién entiende a las mujeres? ¡Nunca dicen lo que sienten! y menos aún lo que piensan… Lo más probable es que ¡no piensan!

Suerte que estoy llegando: se me acabaron las tonterías y tampoco tengo otra cosa en qué pensar. Bueno, si tengo. Tendría que comprar un auto nuevo como éste. El color no va conmigo. ¡A quién se le ocurre un marrón caca tornasolado! Aunque mejor me callo: hay una pareja besuqueándose adentro. La noche es especial para esto. El tipo se parece al bulldog de la otra esquina y la mujer a ella… ¿Ella? ¡Ella!

'Ella' debe ser una palabra mágica porque empieza a llover. Y yo parado aquí como posible estatua de Bernini, atajando este ridículo ramo. Já. De alguna manera estaba en lo cierto: ¡Qué sorpresa se llevará! Todo es cuestión de abrir la puerta y darle las rosas. Bien rápido, con urgencia, antes que me vea, para que el efecto sea mayor…

– ¡Hola! Pasaba por aquí y se me ocurrió traerte estas flores. No, no te bajes. No hace falta. Podés seguir en tus cosas. No te interrumpo, me estoy yendo…

No sé si está llorando o es la lluvia que empapa su cara. Ya no importa. Lo que no comprendo es porqué no se calla. ¡Qué difícil es dar la espalda a alguien cuando te sigue observando y llamando! Pero… ¡qué llueva más fuerte si quiere!, como vengo diciendo, 'en los problemas me hago fuerte'. Lo importante es irse a toda costa, a cualquier costa, sin mirar hacia atrás. Allá hay una marquesina aunque, por una cosa de honor, amor propio o lo que sea, ahora no puedo correr. Es más que imprescindible alejarse ligero pero con tranquilidad, hasta con soberbia, si es que queda alguna.

Tengo la certeza que esta caminata es una experiencia única, anormal, que no se repetirá jamás. Por lo tanto a disfrutarla o sufrirla, ¡qué más da! Tendré que agradecer al mecánico por sus no-servicios. ¡Las cosas que uno descubre caminando por las calles! Ahora recién caigo en cuenta que faltó pedirle el fósforo. Sospecho que me molestaría mucho menos los perros, el maldito auto nuevo o la veintena de cuadras si pudiera fumar un cigarrillo, ¡sólo uno!

0 Comments

To link to this blog (aquarius_py) use [blog aquarius_py] in your messages.