MENTIME QUE ME GUSTA
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Posted:Jul 11, 2009 2:23 am
Last Updated:Dec 26, 2009 2:33 am 4426 Views
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El Chat, ese engendro electrónico que muchos conservadores de la comunicación denostan, termina sirviendo para lograr que el hombre moderno haya retornado, aún contra su voluntad, hacia las letras.
El otro día se conectó conmigo un amigo que no veía hace años. Me ubicó por una de esas redes de Internet tan populares en las que cualquiera encuentra desde personas perdidas, pasando por negocios hasta, y, lo más popular e importante en el peor de los casos, pareja.
Me contaba que a través de una comunidad se había contactado con una chica pero que al fin la relación naufragó en el primer encuentro.
-Porqué, quise saber.
-es que yo había puesto como mis particulares gustos que me gustaban delgadas, de cierta edad y cabello claro.
-Entonces la cosa naufragó cuando viste la foto por primera vez, lo corregí.
-ahí esta el problema, la foto era perfecta, la relación era de 10, hasta que quise conocerla y ella se negó. Le pregunté si la foto podía ser de otra persona y lo negó, solo que era de 10 años y kilos menos. ¿podés creer que encima se enojó y me dijo “yo no sé que quieren los hombres”.
Pero si yo había dicho lo que quería, fue ella la que me quiso empaquetar! gritaba a través del chat ricardo con letras rojas y mayúsculas.
Este amigo no obstante me recomendó una nota publicada por un sitio que trata el tema de las redes sociales con mucho humor y también ajustado a la realidad. Es un diálogo entre dos amigos en los que el experto en esos sitios le asegura que ahora resulta más fácil relacionarse con las mujeres ya que en los perfiles de estas páginas ellas te confiesan sus gustos sin piedad.
En realidad mirando los gustos de la mayoría, la mayoría de los hombres estamos fuera del mercado…
Pero Ricardo estaba como loco con su tardía inserción en la red
-Esto es bárbaro – me dijo – porque si una mina dice que le gusta la cumbia villera, por ejemplo, lo único que tenés que hacer es estudiarte la biografía de “Los pibes chorros” o “Damas gratis” antes de la cita.
- Pero vos odias la cumbia villera – le recuerdo.
-Bueno, reconoce – una mentirita piadosa te puede aceptar …
-Claro, como la chica diez…
-Que chica diez? me dice
- La que tenía diez años y diez quilos más…
- bueno, excepciones a la regla, me dice, pero no me vas a negar que la cosa ahora se simplificó, antes para conocer los gustos de las chica te tenías que casar el ella. Ahora está todo en el perfil
Pensé que Ricardo tenía parte de razón, la información es poder. Me recordaba aquella película donde el protagonista amanecía en el mismo día permanentemente y desesperado por el suceso se suicidaba para volver a amanecer vivo al día siguiente como en los otros. Finalmente aprovechó esa condición para conocer las apetencias de la chica que le gustaba, de modos que esta se los iba diciendo día a día y obvio, luego no sabía que lo había hecho, cuando tuvo toda la info terminó por conquistarla…
Es una buena fuente de información, le digo, pero no es confiable.
-Porqué – se queja el como si le hubiera pinchado el globo.
- Porque las mujeres no dicen en realidad cuales sus gustos
-Bueno, puede ser que algunas, pero alguna sincera debe haber…se ilusiona él.
-No, no se trata de que te mientan, pero coincidirás conmigo que la mayoría de ellas aseguran que se enamorarían de un hombre de buenos sentimientos, que estuviera a su lado todo el tiempo les hiciera regalos. Verdad?
-Es verdad, ese es el perfil tradicional, casi todas dicen eso, salvo alguna masocas que quieren látigo y azotes
-Pegame y llamame Marta, le digo
-y bueno, hay de todo, pero sí, la mayoría tiene esas apetencias, y vos crees que ellas desean lo contrario., o que te empaquetan como a un dolobu?
- No, para nada, no te están mintiendo, es decir, por lo menos no saben que lo hacen porque ese es su deseo consciente,. Cuando ellas piensan en el hombre ideal vienen a su mente los personajes de las novelas, hombres sensibles, de buenos sentimientos, con un buen trabajo y buen futuro, es lo que la lógica les hace pensar que es correcto, pero se sabe que ellas no analíticas sino emocionales, sobre todo en las relaciones y no es el consciente, sino el subconsciente quien manda en dicho aspecto. Te acordás de Sandrita, aquella minita de la que estabas loco hace 20 años?
-Cómo olvidarlo – escribe Ricardo y puedo imaginar el cambio de su rostro al recordar el episodio.
- Bueno, vos le ofreciste todo, eras el chico bueno, el que querían los padres. tené en cuenta que doña Elena la dejaba salir con vos porque confiaba en tu don de gente. Pero que hacía ella? Pues ya sabés, te usaba para encontrarse con Cacho, el piola del barrio, un vago de aquellos que luego que se la llevó le daba palizas impresionantes…
-Si, por eso un día lo dejó y se vino conmigo…me recuerda.
-Claro, y que pasó después?.
- Un día volvió con él, admite.
- Recordás las razones. Inquiero
-Me dijo que extrañaba los palos de Cacho, reconoce él, turbado.
Bueno, pero yo confío en que ahora diferentes – se apura en aclarar, incómodo por mis apreciaciones. –Por eso ayer agregué en mi perfil que deseo una relación con una mujer sincera, fiel, y fundamentalmente que no esté todo el día al pedo metida en el Chat.
-Porqué?, Quise saber.
-Porque esas terminan haciendo citas con cualquiera vivo y ni te enterás. Sentenció.
No quise pincharle nuevamente el globo, pero resultaba más que obvio que si hallaba una mujer por este sistema ella necesariamente debía ser una asidua visitante de Internet. Es como conocer una chica en un baile y pretender que odie bailar.
Nos despedimos y le deseé suerte, seguro va a encontrar la mujer que busca.
Después de todo a los hombres nos encanta que nos mientan…
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AB ANDONICAS ABANDONADAS
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Posted:Jul 10, 2009 2:41 pm
Last Updated:Dec 26, 2009 2:34 am 4228 Views
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Uno suele muchas veces dar pistas falsas con su comportamiento.
El hecho de ser amable y considerado con la pareja no siempre conlleva el cartel en la frente de “soy de tu propiedad”.
Alguna vez, en otra vida, una chica (que llamaremos Mary) pensó que si cortaba su relación conmigo iba yo a desfallecer en los bares atolondrado por su ausencia.
Y le dio vueltas a la cosa hasta que – consideró – mi presencia se le hizo insoportable. – no se como decirle que ya no lo amo, le dijo a su amiga del alma y la amiga, mujer y cruel al fin, le espetó sin piedad: “para dejar a un hombre solo hay que hacerlo!”.
Entonces se armó de coraje, según relataría luego y encaminó sus pasos hacia nuestro reducto alquilado en sociedad.
Yo salía de la ducha humeante refregando el toallon sobre la cabellera cuando escuche su voz. Desde la puerta y con tono lúgubre me anunciaba su deseo de plantearme algunas cosas.. “te podes cubrir?” agregó a continuación como si algo de lo que viera le resultara extraño. “Mirarlo así me hacia las cosas mas difíciles” le confesaría mas tarde a su amiga. De modos que me calce el jeans que aguardaba en la silla y la humedad me fastidiò en la espalda de la camisa que se adhería molesta.
Mientras me desplazaba por el departamento empacando el bolso de viaje escuchè sus razones valederas para la separación y que “yo se que lo que te digo te duele “y que “ya vas a encontrar una mujer que sepa valorarte por lo que YO se que podes dar”.
Le dije, bueno, que me parecía bien que lo dijera en ese momento ya que yo estaba partiendo para las sierras de Córdoba a dar un curso para la empresa y ello la ayudaría a acomodar el depto a su gusto para la nueva vida.
-¿Cómo que te vas? ¿Por qué no me habías dicho nada…? Balbuceó ella, -pero me estas diciendo que quedes estar sola, que mejor oportunidad que cortar ya por lo sano, vos me lo acabàs de afirmar- repliquè mientras cargaba el bolso sobre mis espaldas. –bueno, bueno, pero esperà, no quiero que lo tomes así, por ahí podemos charlarlo, no sè, pasemos el fin de semana en casa y lo vemos…dijo dubitativa.
- imposible, aseverè, ya tengo reservación en el hotel y el curso comienza esta noche.
- y al curso va seguramente esa zorra de Karina! Estalló ella.
Karina era una compañera de trabajo 5 años menor y sin rastro de celulitis con la que Mary me había hecho un par de escenas.
- Si và, le respondí, no olvides que es mi asistente.
Un plato rebotó y se hizo añicos cerca de mi cabeza y sus gritos alborotaron al vecindario, me acusó de engañador, de malagente y todos los epítetos que fue capaz de imaginar.
- Y ya me di cuenta que no te pusiste slip cuando te cambiaste- disparó entigrada - ya me doy cuenta a que van ustedes!
Cuando el auto frenó sobre la acerca de la casa le entregue las llaves y le dije.
- Yo a la vuelta ya tengo donde parar, te dejo el depto, disfrutalo.
- Pero parà, vos sabes que yo sola no puedo pagar la renta – rogó y yo me encogí de hombros – vos querías estar sola, le dije.
- No te vayas - gimió sentada con las manos sobre la cabeza en el umbral de la casa - no me dejes por favor…
Desde el volante de Ford que acabada de arribar, Karina, mi asistente, desubicada como era su costumbre, pianó suavemente con sus dedos el saludo de despedida.
- Chaucito, le dijo con su encantador mohín.
Todo esto para graficar el espíritu confuso de las relaciones amorosas. Parece que queremos màs cuando las cosas se pierden, mientras que cuando las tenemos servidas nos saturan y empalagan.
Somos así los seres humanos.
Yo no planee esa situación, se diò, la “ganadora” resultò perdedora y yo no quise hacer demasiada alharaca sobre el resultado supuestamente favorable para mí.
Porque: ¿Cuánto pasaría para que Karina tomara la misma ruta de abandono?
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